Días largos de pólvora en acecho. Las lámparas se balancean lentamente.
Las frutas escapan de la mesa con desesperado desconcierto.
Los que corren creyendo ir al lado contrario de la muerte no encuentran paz, están sitiados por verdugos.
Los verdugos se entretienen con la esperanza de no tener que matarlos, de que mueran de miedo.
La ciudad es pequeña. Este país no acostumbra las ferias de muerte.
Los árboles abrazan a los pájaros con miedo y les cantan mientras los pequeños alados sueñan.
Los rebozos desfilan en la plaza con miedo, pero bailan los ojos y el valor se respira en las esquinas.
Un pueblo musical con alas de colores y ensangrentadas almas de quietud y fortaleza.
Pies descalzos ocultos tras las ramas,
tras las estrellas,
tras la posible calma.
http://liittlefairy.blogspot.com/
Las frutas escapan de la mesa con desesperado desconcierto.
Los que corren creyendo ir al lado contrario de la muerte no encuentran paz, están sitiados por verdugos.
Los verdugos se entretienen con la esperanza de no tener que matarlos, de que mueran de miedo.
La ciudad es pequeña. Este país no acostumbra las ferias de muerte.
Los árboles abrazan a los pájaros con miedo y les cantan mientras los pequeños alados sueñan.
Los rebozos desfilan en la plaza con miedo, pero bailan los ojos y el valor se respira en las esquinas.
Un pueblo musical con alas de colores y ensangrentadas almas de quietud y fortaleza.
Pies descalzos ocultos tras las ramas,
tras las estrellas,
tras la posible calma.
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