Uno de los platillos más exquisitos y típicamente mexicanos que existen es el pozole. El pozole es de origen prehispánico y su nombre proviene de la palabra náhuatl “pozolli” que significa “espumoso”, ya que los granos de maíz que se utilizan para prepararlo se abren en forma de flor al hervirse y sueltan espuma.
El ingrediente principal del pozole son unos granos de maíz grandes y blancos llamados “cacahuazintle”, los cuales son pre-cocidos en agua de cal para que pierdan la cáscara que los cubre y luego se lavan y cuecen de nuevo durante varias horas hasta que estallen y “floreen”. A este cocido se le agrega carne de pollo o de cerdo, además de otros ingredientes para realzar su sabor como lechuga, cebolla, orégano, rábano, jugo de limón y salsa, los cuales se sirven por separado para que cada comensal aderece su plato al gusto, las tostadas de maíz son el complemento perfecto para acompañar su degustación.
Este delicioso platillo tiene distintas variantes de preparación según la región del país en la que se realice, pero básicamente se puede encontrar en tres tipos:
El pozole blanco. Hecho con granos de maíz y carne, su nombre proviene del color de su caldo, que no tiene condimentos que lo coloreen.
Platillos típicos mexicanos: Pozole blanco
El pozole verde. En el que se utilizan chiles verdes serranos y chiles poblanos para darle su color característico.
Platillos típicos mexicanos: Pozole verde
El pozole rojo. Esta variante lleva chile mirasol o guajillo el cual es el ingrediente que le proporciona el color rojo que lo caracteriza.
Platillos típicos mexicanos: Pozole rojo
Aunque el pozole es degustado en toda la República Mexicana, sus variantes blanca y verde son típicas del estado de Guerrero y el rojo es comúnmente preparado en Jalisco, Sinaloa y Nayarit.
El pozole también se ha convertido en el plato típico de la fiesta de Independencia de México, celebrada cada 15 de septiembre, en el que se prepara en la mayor parte de los hogares del país.
¡El pozole mexicano encantará a tu paladar!