Y me senté frente al mundo, puse mi cara pensativa y le pregunte:
-¿Qué puedo hacer por tí, acaso necesitas un shampoo anti pulgas para que te dejes de estar rascando la espalda?.
El mundo me miró, hizo una mueca sarcástica y siguió girando.
( me recordó aquella canción que dice:
Gira que gira, sigue dando vueltas, por un mal día, nunca te detengas).
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