miércoles, octubre 22, 2008

DIMES Y DIRETES DE LA MUERTE


DIMES Y DIRETES DE LA MUERTE

Al fin que para morir nacimos.
Al vivo todo le falta y al muerto todo le sobra.
Amigos hasta morir, pero de prestarte nada hay que decir.
A mí las calaveras me pelan los dientes.
Anda como el diablo en el panteón.
A quien Dios quiere para sí, poco tiempo lo tiene aquí.
Asustar con el petate del muerto.
A ver a un velorio y a divertirse a un fandango.
¡Ay muerte, no te me acerques, que estoy temblando de miedo!
Caite cadáver.
Cansado de velar cadáveres y no puros muertos con cabezas de cerillo.
Cargar con el muerto.
Cayendo el muerto y soltando el llanto.
Como el burro del aguador, cargado de agua y muerto de sed.
Como la muerte de Apango: ni chupa, ni bebe, ni va al fandango. Como ya me he muerto, sé lo que es la eternidad.
Consejos y ejemplos que obligan, los que los muertos nos digan.
Cuando el tecolote canta, el indio muere... No es cierto, pero sucede.
Cuando estés muerto, todos dirán que fuiste bueno.
¡Cuánto me gusta lo negro, aunque me espante el difunto!
Al diablo la muerte, mientras la vida nos dure.
Dar el muertazo.
De aquí a cien años, todos seremos pelones.
De limpios y tragones están llenos los panteones.
De tonto me muero este año.
¿De qué mueren los quemados?
Deténganme que lo mato...
De un jalón hasta el panteón.
Donde lloran está el muerto.
El asno sólo en la muerte halla descanso.
El estreñido muere de cursos.
El muerto a la sepultura y el vivo a la travesura.
El muerto y el arrimado a los tres días apestan.
El que ha de morir a oscuras, aunque muera en velería.
El que por su gusto muere hasta la muerte le sabe.
Entre todos lo mataron y él solito se murió.
Era más grande el difunto.
Hay muertos que no hacen ruido y es más grande su pena.
Huyes de la mortaja y te abrazas del difunto.
La gratitud no es a perpetuidad como los sepulcros.
La muerte es flaca y no ha de poder conmigo.
Las penas no matan, pero ayudan a morir.
Levantar muertos.
Mala yerba nunca muere . . . y si muere, ni hace falta.
Mátame a garnuchos.
Matar pulgas a balazos.
Morir en la raya.
Muerta Jacinta, que se mueran los guajolotes.
Muerto el ahijado, se terminó el compadrazgo.
Muerto el perico, ¿para qué quiero la jaula?
Muerto el perro se acabó la rabia.
Muertos los piojos por hacer columpio.
Mujeres juntas, sólo difuntas.
No es mala la muerte cuando se lleva a quien debe.
No le pido pan al hambre, ni chocolate a la muerte.
No vas a morir de parto ni de cornada de burro.
Piojos que en España mueren, en México resucitan.
Poco veneno no mata, ni mucho si no es activo.
Primero muerto que cadáver.
Primero muertos que fuera del horario.
Se hace pesado el muerto cuando siente que lo cargan.
Sólo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto
Sólo los guajolotes mueren en la víspera.
Son de los que muriendo matan.
Te asustas de la mortaja y te abrazas al difunto.
Todos nacemos llorando y nadie se muere riendo.
Vale más un cobarde en casa, que un valiente en la cárcel o en el cementerio.
Vámonos muriendo todos que están enterrando de gorra.
Vamos a ver de qué tumba salen más muertos.
Velo y mortaja del cielo bajan.
Ya ni en la paz de los sepulcros creo.
Y la muerte dijo: flaca, pero no de hambre.
Yerba mala nunca muere y si muere no hace falta.

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