Y Me quede sentada,
sin decir nada,
mientras la noche caía sobre mí como una cobija sobre mi espalda...
El viento comenzó a jugar con mis cabellos, que volaban alocadamente hacia un lado y hacia el otro...
A media noche el primer grano de arena cayó cerca de mi pie izquierdo... y de ahí se dejo venir una lluvia de sal y azúcar...
Al amanecer sólo quedaba un montecito de arena suave y tibia,
¿Quién podría encontrar mi corazón en medio de toda esa arena?, necesitaría hurgar un poco en lo desconocido...
un puño de arena,
en eso se convirtió la vida.
Lucía.
Lucía.
1 comentario:
un puñado de arena tiene casi infinitos granos, tantos como momentos guardados en una vida. Intenta no perder grano a grano esos momentos cuando intentes cerrar tu vida en un puño :)
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