miércoles, febrero 28, 2007

REFLEXION DE: "ESOS LOCOS BAJITOS"



ESOS LOCOS BAJITOS
Lucía

A lo largo de la vida pasamos de ser unos locos bajitos a ser padres de unos locos bajitos.

Esta canción al escucharla me llevó a un viaje inesperado a lo largo de la vida de mi hijo, cerrando los ojos y escuchando la letra pude verlo recién nacido, cuando tenemos todos los miedos agolpados en el cerebro y los brazos fuertemente alrededor de un bebé que no sabemos ni cómo vamos a educar, alimentar, u orientar. Estamos en blanco confiando en la intuición y en nuestra propia naturaleza, ya que carecemos de toda experiencia.

Después lo vi de 2 años cuando le decía que no tocara, no llorara, no gritara... no jodiera con la pelota, no, no, no, no, y eso que es cuando apenas inicia a querer conocer realmente el mundo, y me di cuenta de que al principio realmente no educaba a mi hijo, lo domesticaba, lo trataba de hacer lo menos “molesto” posible, tanto para mí como para la gente que estaba alrededor.

A lo largo de nuestra vida juntos, le enseñé como dice la canción: “A mi manera”, lo que era bueno y lo que era malo, le prendía la luz por las noches porque yo le tengo miedo a la oscuridad, y le rogaba que no se subiera a los árboles, pero él nunca tuvo miedo ni a la oscuridad ni a las alturas.

Y por más que me esforcé nunca pude evitar que sufriera, que se cayera y se hiciera heridas, una vez íbamos caminando juntos después de que le sacaron sangre y no pude evitar que se desmayara y se golpeara la cabeza y que esto le provocara estar todo un día internado, sin saber si tenía consecuencias del golpe.
No pude evitar que se enamorara y que su novia lo cortara a las 3 semanas y llorara por esta perdida, sin embargo, aprendí que lo más importante es estar cerca, que aunque cometamos errores, si los amamos y se los demostramos, siempre seremos perdonados.

Nunca seremos perfectos, pero... podemos tratar con todas las carencias que tenemos, de ser los mejores padres para ellos y orientarlos, buscando primero nosotros una orientación.

Y... cuando nos digan: “adiós”, por lo menos sabremos que no es un adiós definitivo, sino que siempre nos tendrán presentes en su vida y vendrán con gusto a visitarnos, y... a jodernos con la pelota.

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