jueves, mayo 29, 2014

LA OSTRA QUE PERDIÓ SU PERLA

miércoles, 7 de diciembre de 2011

LA OSTRA QUE PERDIÓ SU PERLA

Había una vez una ostra que estaba muy triste porque había perdido su perla.
La ostra le contó su desgracia a un pulpo que se arrastraba por el fondo del mar; el pulpo se la contó a una sardina; la sardina se la contó a un cangrejo; y el cangrejo se la contó a un ratón que estaban merodeando por la playa.
El ratón dijo:
- Pobre ostra. Voy a ver si encuentro por ahí algo que pueda sustituir a la perla que ha perdido.
- Tiene que ser algo blanco, pequeño, duro y brillante – le indicó el cangrejo.
El ratón fue a buscar por ahí, pero no encontró nada que sirviera. Encontró un botón que era blanco, brillante y pequeño, pero no era duro, pues lo podía roer con facilidad con sus dientecillos.
Encontró una piedrecita blanca, pequeña y dura, pero no era brillante.
Encontró una moneda de plata blanca, dura y brillante, pero no era pequeña.
Por fin, el ratón se coló en una casa donde había un niño al que acababa de caérsele un diente de leche. El niño había dejado el diente encima de su mesita de noche.
El ratón vio el diente, se acercó y comprobó que era blanco, pequeño, duro y brillante.
“Esto sí servirá”, pensó el ratón.
Así que cogió el diente de leche y a cambio le dejó al niño la moneda de plata, luego volvió corriendo a la playa y le dio el diente al cangrejo, que se lo dio a la sardina, que se lo dio al pulpo, que se lo llevó a la ostra. Entonces la ostra miró el diente y…
La ostra se puso contentísima, pues aquel diente de leche era del mismo tamaño que la perla que había perdido. Así que lo puso en el sitio de la perla, lo cubrió con un poco de nácar y nadie pudo notar la diferencia.
Por eso, desde entonces, cuando a un niño se le cae un diente de leche, lo pone debajo de la almohada. Por la noche un ratón se lo lleva y le deja a cambio de un regalo, aunque no siempre es una moneda de plata.
Luego el ratón lleva el diente a la playa y se lo da a un cangrejo para que se lo dé a una sardina, para que se lo dé a un pulpo, para que se lo lleve a una ostra que ha perdido su perla.

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