jueves, octubre 29, 2020

POESÍA W.H. BAUDEN

  

SALTA ANTES DE MIRAR

La sensación de peligro no debe desaparecer:
el camino es sin duda tan breve como escarpado,
por muy paulatino que aparezca desde aquí;
mira si quieres, pero tendrás que saltar.

Los hombres duros se ponen sensibleros en sueños
y quebrantan las ordenanzas que cualquier necio puede respetar;
no es la convención sino el miedo
lo que tiene tendencia a desaparecer.

Los esfuerzos cavilosos de la masa atareada,
la suciedad, la impresición y la cerveza
rinden unas cuantas agudezas todos los años;
ríete si puedes, pero tendrás que saltar.

Las prendas que se considera adecuado vestir
no serán baratas ni practicas,
mientras consintamos en vivir cual ovejas
y nunca mencionar a quienes desaparecen.

Mucho cabe decir a favor del desparpajo social,
pero alegrarse cuando no hay nadie
es mas difícil incluso que el llanto;
nadie mira, pero tienes que saltar.

Una soledad de diez mil brazas de hondura
sustenta el lecho en el que yacemos, cariño:
aunque te quiero, tendrás que saltar;
nuestro ensueño de seguridad debe desaparecer.

Diciembre de 1940


Epitafio para un tirano

Andaba tras cierta forma de perfección
y la poesía que inventaba era fácil de 
entender;
conocía la tontería humana como a la palma 
de su mano, 
y estaba muy interesado en flotas y en
armadas; cuando se reía, reventaban de risa 
los respetables senadores, 
y cuando lloraba, los niñitos se morían en las 
calles. 


Otro tiempo
Para nosotros como cualquier otro fugitivo,
como las innumerables flores que no pueden enumerar
y todas las bestias que no necesitan recordar,
es hoy donde vivimos.

Muchos intentan decir Ahora No,
muchos han olvidado cómo
decir Yo Soy, y se
perderían, si pudieran, en la historia.

Se inclinan, por ejemplo, con esa elegancia del viejo mundo,
ante una bandera adecuada en un lugar como es debido;
mascullan cual ancianos mientras suben renqueando
sobre lo Mío y lo Suyo y lo Nuestro y lo de Ellos.

Como si el tiempo fuera lo que solían desear
cuando aún estaba dotado de posesión,
como si anduvieran errados
al no desear seguir formando parte. 

No es de extrañar, pues, que tantos mueran de pena, 
que tantos estén tan solos al morir;
nadie ha creído aún ni apreciado una mentira:
Otro tiempo tiene otras vidas que vivir.
Octubre de 1939
Versión de Eduardo Iriarte

"Canción de cuna y otros poemas"

Canción de cuna
El estrépito del trabajo queda mitigado,
otro día ha llegado a su ocaso
y se ha cernido el manto de la oscuridad.
¡Paz! ¡Paz! Desprovee tu retrato
de sus vejaciones y descansa.
Tu ronda diaria ha concluido,
has sacado la basura,
respondido algunas cartas aburridas
y pagado una factura a vuelta de correo,
todo ello frettolosamente.
Ahora tienes permiso para yacer,
desnudo, aovillado cual quisquilla,
recostado en la cama, y disfrutar
de su acogedor microclima:
canta, Grandullón, canta arrorró.

Los antiguos griegos se equivocaban:
Narciso es un vejete,
domado por el tiempo, liberado al fin
de la lujuria de otros cuerpos,
racional y reconciliado.
Durante muchos años envidiaste
al hirsuto, el tipo machote.
Ya no: ahora acaricias
tu carne casi femenina
con enorgullecida satisfacción,
imaginando que eres
inmaculado e independiente,
calentito en la madriguera de ti mismo,
madonna y bambino:
canta, Grandullón, canta arrorró.

Deja que tus últimos pensamientos sean todo agradecimiento: 
ensalza a tus padres que te dieron
un Super Ego de fuerza
que te ahorra tantas molestias, 
llama a amigos y seres queridos por doquier,
luego rinde justo tributo
a tu edad, a haber
nacido cuando naciste. En la adolescencia
se te permitió conocer
hermosas antiguallas
que pronto desaparecerían de la faz de la tierra,
locomotoras de caldera venical, motores de balancín
y ruedas hidráulicas de admisión superior.
Sí, amor mío, has tenido suene:
canta, Grandullón, canta arrorró.


Ahora a caer en el olvido: que 
la mente del vientre se apropie
por debajo del diafragma,
del dominio de las Madres,
quienes vigilan las Puertas Sagradas,
sin cuyas mudas advertencias
el yo verbalizador pronto
se conviene en un déspota despiadado,
lascivo, incapaz de amar,
desdeñoso, hambriento de estatus.
Si te acecharan los sueños, no les hagas caso,
pues todos ellos, tanto los dulces como los horrendos,
Son bromas de dudoso buen gusto,
demasiado insípidas para hacerles caso.
canta, Grandullón, canta arrorró.
Abril de 1972

Versión de Eduardo Iriarte

"Canción de cuna y otros poemas"


mientras paseaba una tarde
" Mientras paseaba una tarde caminando Bristol Street abajo, las multitudes que cubrían el pavimento eran campos de trigo listos para la cosecha, y abajo, junto al crecido río, escuché cantar a un enamorado bajo una arcada de la vía férrea: El amor no tiene fin, te amaré, querida, te amaré hasta que China y Africa se unan, y el río salte sobre la montaña y los salmones canten por las calles, te amaré hasta que el océano esté plegado y colgado a secar y las siete estrellas corran graznando como gansos por el cielo, los años correrán como conejos, porque en mis brazos sostengo la flor de las eras y el primer amor del mundo. Pero todos los relojes de la ciudad comenzaron a vibrar y a sonar, ¡Oh! No permitáis que el tiempo os engañe, el tiempo no puede conquistarse, en las madrigueras de la pesadilla dónde desnuda está la justicia, el tiempo vigila desde las sombras y tose cuando queréis besaros, a base de dolores de cabeza vagamente la vida se nos escurre y el tiempo hará su capricho mañana u hoy, en muchos valles verdes se introduce la terrible nieve, el tiempo rompe las hilvanadas danzas y el brillante arco iris del somormujo. ¡Oh! Hundid vuestras manos en agua, hundidlas hasta la muñeca, fijad, fijad la mirada en la palangana y preguntaros qué os habéis perdido, el glaciar golpea en el armario, el desierto suspira en la cama y la grieta de la taza de té abre un camino hasta la tierra de los muertos (…) ¡Oh! Poneos, poneos junto a la ventana mientras abrasan las lágrimas y comienzan a fluir, amaréis a vuestro retorcido vecino con vuestro retorcido corazón, era tarde, tarde anochecida, los amantes habían partido, los relojes habían dejado de sonar, y el profundo río seguía fluyendo. "




FUNERAL BLUES 


Detengan los relojes 
desconecten el teléfono 
denle un hueso al perro 
para que no ladre 
Callen los pianos y con ese 
tamborileo sordo 
saquen el féretro... 
Acérquense los dolientes 
que los aviones 
sobrevuelen quejumbrosos 
y escriban en el cielo 
el mensaje... 
él ha muerto. 


Pongan moños negros 
en los níveos cuellos de las palomas 
que los policías usen guantes 
de algodón negro 


Él era mi norte mi sur 
mi este y oeste 
mi semana de trabajo y mi 
domingo de descanso 
mi mediodía, mi medianoche 
mi conversación, mi canción 


Creí que el amor perduraría 
por siempre. 
Estaba equivocado. 


No precisamos estrellas ahora... 
Apáguenlas todas 
Envuelvan la luna 
desarmen el sol 
Desagüen el océano y 
talen el bosque 
porque de ahora en adelante 
nada servirá. 


WH AUDEN




SI PUDIERA DECIRTE


EL tiempo dirá tan sólo: “ya te dije”
Sólo el tiempo conoce el precio que hemos de pagar;
Si yo pudiera decírtelo, te lo haría saber.

Si debiéramos sollozar cuando los payasos hacen su número,
Si debiéramos tropezar cuando tocan los músicos,
El tiempo diría tan sólo “ya te lo dije”.

No hay fortunas que predecir, no obstante,
Porque te amo más de lo que puedo expresar
Si pudiera decírtelo, te lo haría saber.

Los vientos deben venir de alguna parte cuando soplan,
Debe haber razones por las que las hojas se pudren;
El tiempo dirá sólo “ya te lo dije”..

Tal vez las rosas realmente quieren crecer,
Tal vez la visión quiere en verdad permanecer;
Si pudiera decírtelo, te lo haría saber.

Supongamos que los leones se levantaran todos y se fueran,
Y que todos los arroyos y los soldados huyeran;
¿Dirá el tiempo algo que no sea ya te lo dije?
Si pudiera decírtelo te lo haría saber.

Embajada

Se disipó, al caer la tarde, la opresión del día;
Las altas cumbres pudieron divisarse; había llovido
A través de amplios prados y flores refinadas
Fluía el diálogo de los diplomáticos.
Dos jardineros les miraron los zapatos caros
y el chofer esperaba, leyendo algo apoyado sobre el manubrio,
hasta que ellos terminaran su intercambio de enfoques.
Parecía una escena perteneciente a la esfera privada.
Lejos de ahí, sin importar sus buenas intenciones,
las fuerzas armadas esperaban un error verbal
con toda la parafernalia dispuesta para dañar:
Y del encanto de ellos dependía
una tierra devastada, con sus jóvenes masacrados,
sus mujeres llorando y el pueblo bajo el terror.

(Versión de Germán Carrasco)

Blues de la muralla Adriana

Un viento de tormenta sopla sobre el rastrojo,
Tengo frío en la nariz, y en mi túnica piojos.
Viene la lluvia repicando del alto cielo inglés,
Soy un soldado de este muro, y no sé por qué.
La neblina lo está cubriendo todo,
Mi chica está en Tungria, yo duermo solo.
Aulus es un tipo que le arrastra el ala,
No me gusta su estilo, no me gusta su cara.
Piso es un cristiano, su dios es un pescado:
Si por el fuera los besos se habrían terminado.
Ella me dio su anillo; lo jugué y lo perdí:
Yo quiero a mi chica, y también me quiero a mí.
Cuando tenga un solo ojo y sea un veterano
No haré más que mirar el cielo del verano.

(Versión de Daniel Samoilovich y Mirta Rosenberg)


Canzone


¿Cuándo aprenderemos —cosa clara como el
agua— 
que no podemos escoger lo que somos 
libres para amar? 
si bien el ratón que deportamos ayer 
es hoy un furioso rinoceronte, 
nuestro valor está más amenazado de lo que
suponemos:
necias objeciones a nuestro día de hoy
husmean sus alrededores; noche y día
caras, oraciones, batallas, acosan nuestra 
voluntad
tanto como ruidos y formas cuestionables;
enteras esporas de resentimientos 
cotidianos
dan status a los salvajes del mundo
que gobiernan a los distraídos y a este 
mundo.


Somos creados con y desde el mundo 
para con él y desde él sufrir día tras día: 
ya sea que nos encontremos en un mundo
majestuoso 
de sólidas medidas o en un mundo de sueño 
de oro y cisnes, se nos pide que amemos 
las cosas sin hogar que requieren un mundo.


Nuestra exigencia de poseer nuestros 
cuerpos y
nuestro mundo 
es nuestra catástrofe. ¿Qué podemos experimentar sino


pánico y capricho hasta 
saber al fin 
que nuestro medroso apetito exige un 
mundo 
cuyo orden, origen y propósito, sea 
una copiosa satisfacción de nuestra 
voluntad?
Deriva, Otoño, deriva; hojas, colores, donde
quieran: 
necia melancolía se desmenuza por el 
mundo. 
Deploren, fríos océanos, la voluntad linfática 
atrapada, reflejante, en el derecho a desear: 
mientras violentos perros alborotan su 
moribundo día 
en furia báquica; aunque gruñan, como es su
voluntad, 
sus colmillos no son un triunfo para la voluntad sino cabal


indecisión. Aquello por lo 
que nos amamos
es nuestro poder para no amar, 
reducirnos a la nada o explotar a voluntad, 


arruinarnos y recordar que sabemos 
lo que ruinas y hienas no pueden saber.


Si ahora en esta oscuridad sé cada vez 
menos 
cuál es la escalera en espiral en que la 
hechizada voluntad 
asecha el equipaje que le robaron, ¿quién 
podría saberlo 
mejor que tú, amada? ¿cómo sé yo 
lo que da seguridad a cualquier mundo? 
¿o en el espejo de quién comienzo a conocer 
—como los mercaderes sus monedas y sus
ciudades— 
el caos del corazón, rey por un día? 
pues a través de nuestro tráfico vivaz 
de todo el día en mi propia persona me obligo a 
saber 
cuánto debe olvidarse del amor, 
cuánto, incluso, del amor, debe perdonarse.


Querida carne, querida mente, 
querido espíritu, Oh 
amor querido, 
en mis profundidades ciegos monstruos
saben 
de tu presencia y están furiosos, 
y temen al amor que exige a sus imágenes algo más 
que amor; 
los ardientes caballos rampantes de mi voluntad, 
atrapando las esencias Celestiales, relinchan: 
Amor no justifica el mal hecho en nombre del amor 
ni en ti, ni en mí, ni en los ejércitos, 


ni en el mundo de las palabras y las ruedas, ni en 
ningún otro mundo. 
Querida creatura-semejante, alaba a 
nuestro Dios
de amor
que así nos amonesta, que nunca un día
de juicio consciente sea un día desperdiciado.


Eso o de cada día hacer un espantapájaros, 
barullo y revoltijo de nuestro común mundo 
y borra y tontería de nuestra libre voluntad; 
eso, o nuestra carne en mutación nunca 
sabrá 
que debe haber tristeza si es que puede 
haber amor. 


Dichtung und wahrheit (fragmento)

L
Este poema que deseaba escribir debería haber expresado exactamente lo que quiero decir cuando pienso 
las palabras Te amo, pero no puedo saber exactamente qué quiero decir; 
debería haberme resultado manifiestamente verdadero, pero las palabras no pueden
verificarse a sí mismas. Así que este poema quedará sin escribir. Eso no importa. 
Llegas mañana; si estuviera escribiendo una novela en la que ambos fuéramos personajes, 
sé exactamente cómo te recibiría en la estación: adoración en la mirada; en la lengua 
guasa y lascivia.
Pero ¿quién sabe cómo te recibiré exactamente? ¿La Dama Bondad?
Vaya, esa sí que es una idea. ¿Se podría escribir un poema (un tanto desagradable, quizá) 
sobre Ella? 
1959


Versión de Eduardo Iriarte
"Canción de cuna y otros poemas"


GRACIAS, NIEBLA

Acostumbrado al clima de Nueva York,
tan familiarizado con su contaminada niebla,
a ti, su inmaculada Hermana,
te tenía olvidada por completo,
a ti y a cuanto aportas
al invierno británico.
Ahora, esa impresión nativa vuelve a mí.


Enemiga implacable de la prisa,
amedrentadora de conductores y de aviones,
todo lo veloz, desde luego, te maldecirá,
pero cuánto me agrada
que hayas sido persuadida a visitar
el hechizado campo de Wiltshire
a lo largo de toda una semana
en estas Navidades,
evitando que a alguno le diese por venir
aquí donde mi mundo se reduce 
a esta vieja casa solariega
en la que gozamos de la amistad nosotros cuatro:
Jimmy, Tania, Sonia y Yo. 


Asilo de ancianos

Todos poseen un límite: cada uno
Tiene un matiz de daño muy distinto. La élite
Es capaz de arreglarse por sí misma,
Caminar apoyada en un bastón,
Leer completo un libro, interpretar
Movimientos de fáciles sonatas.
(Pero acaso la libertad carnal
Es el veneno del espíritu:
Conscientes de lo que ha sucedido y el porqué
Abominan su tristeza sin lágrimas.)
Luego vienen los de silla de ruedas, el promedio
Que soporta la tele
Y guiado por amables terapeutas
Canta en comunidad.
Después los solitarios que musitan 
Palabras en el limbo, y al final 
Los que ya son del todo incompetentes
Y como una parodia de las plantas 
(Ellas pueden sudar sin ensuciarse).
No obstante, hay algo que los une:
Todos aparecieron cuando el mundo, 
A pesar de sus males,
Era más habitable y más vistoso
Y los viejos tenían auditorio
Y un lugar en la tierra.
(El niño reprendido por su madre
Podía refugiarse con la abuela para ser consolado
Y escuchar algún cuento.)
Hoy ya todos sabemos qué esperar, 
Mas su generación es la primera
Que se ha desvanecido de este modo:
No en casa sino asignada a un pabellón, arrojada
Como se arrumban fardos indeseables.


Mientras voy en el Metro para estar
Media hora con una del asilo,
Recuerdo quién fue ella en su esplendor.
Entonces visitarla era un orgullo
Y no una caridad.
¿Seré tan frío como para esperar
Un somnífero rápido, indoloro;
O bien para rogar, como ella ruega,
Que Dios o la naturaleza precipiten
Su función terrenal?
1970 Versión de José Emilio Pacheco


La ley como el amor

La Ley, dicen los jardineros, es el sol,
la Ley es aquello
que todos los jardineros obedecen
mañana, ayer, hoy.

La Leyes la sabiduría de los viejos,
rezongan lánguidos los abuelos impotentes;
los nietos sacan una lengua atiplada,
la Ley es la razón de la juventud.

La Ley, dice el sacerdote con mirada piadosa,
explicándose ante una congregación impía,
la Leyes las palabras en mi piadoso libro,
la Ley es mi púlpito y mi campanario.
La Ley, dice el juez con su mirada de menosprecio,
hablando con claridad y suma dureza,
la Ley es como ya os dije,
la Ley es como, supongo, sabéis es
la Ley, pero dejadme que os lo explique otra vez,
la Ley es La Ley.

Sin embargo, los eruditos cumplidores de la ley escriben:
la Ley no acierta ni se equivoca,
la Ley no es más que crímenes
castigados por lugares y épocas,
la Ley es la ropa que llevan los hombres
en cualquier momento, en cualquier lugar,
la ley es Buenos Días y Buenas Noches.

Otros dicen, la Ley es nuestro Destino;
otros dicen, la Leyes nuestro Estado;
otros dicen, otros dicen
la Ley ya no existe,
la Ley ha desaparecido.

Y siempre la muchedumbre furiosa y vociferante,
muy furiosa y muy vociferante,
la Ley somos nosotros,
y siempre el débil idiota débilmente Yo.

Si nosotros, cariño, sabemos que no sabemos más
que ellos sobre la Ley,
si yo no sé más que tú
qué deberíamos y no deberíamos hacer
salvo que todos aceptamos
de buen grado o por fuerza
que la Ley es
y que todos lo sabemos,
si por tanto pensando que es absurdo
identificar la Ley con otra palabra,
a diferencia de tantos hombres
no puedo decir que la Ley es otra vez,
no más que ellos podemos sofocar
el deseo universal de descubrir
o zafarnos de nuestra propia situación
hacia una condición indiferente.

Aunque al menos puedo limitar
tu vanidad y la mía
a expresar tímidamente
una tímida similitud,
alardearemos de todos modos:
como el amor, digo yo.

Como el amor que no sabemos dónde o por qué,
como el amor que no podemos imponer ni abandonar,
como el amor que a menudo lloramos,
como el amor que rara vez conservamos.
Septiembre de 1939

Versión de Eduardo Iriarte
"Canción de cuna y otros poemas"


MELANCOLIA DE FUNERAL

" Para todos los relojes, corta el teléfono, 
impide que el perro ladre con un hueso jugoso. 
Silencia los pianos, y con tambor amortiguado, 
trae afuera el cajón, deja que los afligidos vengan. 
Deja que los aviones circulen gimiendo por encima, 
garabateando en el cielo el mensaje "él esta muerto". 
Pon grandes cintas alrededor de los blancos cuellos de los cisnes. 
Deja que los policías de trafico usen negros guantes de algodón. 
Él era mi norte, mi sur, mi este, y oeste, 
mi semana de trabajo y mi descanso de Domingo, 
mi mediodía, mi medianoche, mi habla, mi canción. 
Pense que amor duraría para siempre. Estaba equivocada. 
Las estrellas no son deseadas ahora, apaga todas y cada una. 
Envuelve la luna y desmantela el sol. 
Vuelca el océano y barre la madera. 
Porque ahora nada podría hacer ningún bien. "

PARAD LOS RELOJES

Parad los relojes y desconectad el teléfono,
dadle un hueso jugoso al perro para que no ladre,
haced callar a los pianos, tocad tambores con sordina,
sacad el ataúd y llamad a las plañideras.

Que los aviones den vueltas en señal de luto
y escriban en el cielo el mensaje “Él ha muerto”,
ponedles crespones en el cuello a las palomas callejeras,
que los agentes de tráfico lleven guantes negros de
algodón.

Él era mi norte y mi sur, mi este y mi oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
mi día y mi noche, mi charla y mi música.
Pensé que el amor era eterno; estaba equivocado.

Ya no hacen falta estrellas: quitadlas todas,
guardad la luna y desmontad el sol,
tirad el mar por el desagüe y podad los bosques,
porque ahora ya nada puede tener utilidad.


TAMBIÉN NOSOTROS VIVIMOS
BUENOS TIEMPOS

También nosotros vivimos buenos tiempos
cuando el cuerpo sintonizaba con el alma,
y bailamos con nuestros amores sinceros
a la luz de la luna llena,
y nos sentamos con los sabios y los justos
y fuimos ganando ingenio y alegría
en torno a algún plato selecto
gracias a Escoffier.

Y sentimos esa gloria impertinente
que las lágrimas suelen alejar,
y quisimos que los corazones briosos
cantasen con el estilo grandioso de los antiguos.

Pero fuimos importunados y fisgados
por la multitud promiscua,
los editores nos convirtieron
en fraudes para aturdir a la multitud,
todas las palabras como Amor y Paz,
todos los discursos cuerdos y positivos
fueron ensuciados, profanados y degradados,
los convirtieron en un chirrido horroroso.

Ninguna oratoria sobrevivió
a aquel pandemonio
salvo la amarga, la soterrada,
la irónica y la monótona:
¿y dónde encontraremos cobijo
para la alegría o el simple bienestar
cuando apenas queda nada en pie
más que los suburbios de la discordia?

DESPUÉS DE LEER UN MANUAL 
DE FÍSICA MODERNA PARA NIÑOS

Si fuera cierto todo lo que sabe
sobre la Verdad un físico experimentado,
entonces cualquier hijo de vecino,
por mucha futilidad y mugre
que haya en nuestro mundo cotidiano,
lo tiene mucho mejor en la vida
que las Grandes Nebulosas
y que los átomos de nuestro cerebro.

El matrimonio casi nunca es una maravilla,
pero seguro que debe ser mucho peor
correr como las partículas
a miles de millas por segundo
por un universo
en donde el beso de tu amante
o bien no se notaría
o bien te rompería el cuello.

Aunque esa cara que veo
cuando me afeito sea cruel
porque año tras año rechaza
a un pretendiente que envejece,
al menos, gracias a Dios, tiene
bastante masa para no deshacerse
y no convertirse en un potaje indefinido
que está parcialmente en otro sitio.

Nuestros ojos prefieren
que el lugar que hemos de habitar
tenga una perspectiva geocéntrica,
que los arquitectos construyan
un tranquilo espacio euclidiano:
son mitos agotados, pero ¿quién
se sentiría en casa en una montura
que no para de expandirse?

Esta pasión que tenemos
por el proceso de investigación,
es un hecho que nadie puede cuestionar,
pero yo la disfrutaría más
si supiera con mayor claridad
para qué queremos el conocimiento,
y si tuviera la seguridad de que la mente
todavía es libre para saber si quiere saber.
Parece que eso ya fue decidido
de una vez por todas,
y ya descubriremos más adelante
si nuestro interés por las magnitudes
extremas puede dar lugar a una
criatura de tamaño mediano,
o si resulta sabio en definitiva
hacer política con la Naturaleza.

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