lunes, junio 23, 2014

FLOTANDO EN EL VIENTO

 "Flotando en el Cielo"
 
Hoy desperté con un sueño que me dio mucha tranquilidad. Soñé que viajaba a un pueblo donde había muchos árboles y vegetación, el cielo era azul con algunas nubes blancas que parecían algodón. A mi lado caminaba un hombre, no soy muy buena para calcular la edad, pero supongo que no pasaría de los 50 años. Este hombre me daba mucha confianza, charlábamos mientras nos acercábamos a una zona arqueológica. Había como una pirámide ( como la de Cholula o la de Teotihuacan ), parecía hecha de adobe, había mucha vegetación que le daba mucha paz al lugar.
De pronto llegamos a una parte de la construcción que tenía como entradas laterales que daban acceso a un camino de laberintos con poca luz, traté de entrar pero los accesos se hicieron muy estrechos, pero yo sabía que había gente delgada, llenita y de todas que ya habían pasado por ahí, por lo que me sacaron un poco de honda, entonces mi acompañante me dijo que seguramente "Ellos" (supongo que se refería a los dioses o a Dios, no lo sé) no querían que entrara, sin embargo cuando me di la vuelta para irme, las puertas (que eran hechas de una especie de adobe) se abrieron completamente, por lo que me dijeron que lo que realmente querían ellos, era que yo entrara sola. Obviamente lo dude porque le tengo un poco o un mucho de miedo a la oscuridad, sin embargo entré y hasta ese momento vi que también mi hijo iba conmigo, le extendí la mano y apenas nuestros dedos se tocaron. Yo tenía miedo de que las puertas se cerraran y no se volvieran a abrir y me quedara encerrada para siempre en ese lugar. Las puertas se cerraron y quede completamente sola dentro de ese laberinto, sin embargo no estaba completamente oscuro y empezó a soplar tras de mí un viento tibio que me empezó a empujar a través de los corredizos. Llegué a un patio interior donde había grandes árboles y el viento empezó a elevarme de espalda más allá de la copa de esos árboles, de pronto me dejó caer al vacío pero antes de llegar al suelo volví a sentir ese viento cálido que me abrazaba y me volvía a levantar, varias veces sucedió lo mismo, sin embargo hubo un momento en que mi cuerpo tenso se liberó de toda la tensión y abrí los brazos y me dejé caer con la confianza de que ese viento no permitiría que me pasara nada malo y entonces desperté con una sensación de paz en mi alma y en mi corazón y sentí que Dios y Jesús estaban conmigo...
 



Lucía / 23 06 2014

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