lunes, agosto 04, 2014

ARIEL EL GATO QUE DETECTÓ UNA PRESENCIA EN LA NOCHE

Ariel, el gato que detectó una presencia en la noche

 
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Mi historia fue hace unos cuantos años, era de madrugada y yo estaba con mi nene, mi gato Ariel, en mi cuarto, estudiando para un examen de secundaria. Yo estaba en la cama y el durmiendo a mi pies, enroscado, derrepente empiezo a sentir como un sonido de pasos del otro lado de la puerta de mi habitación, eran zapatos y nadie anda de zapatos de madrugada dentro de mi casa y mucho menos en verano, que era esa época.
El sonido se iba acercando lentamente a mi puerta y ahí Ariel despertó y miró a la puerta, los pelitos del lomo se le pararon y empezó a gruñir, nunca lo había visto reaccionar de esa manera ni con un ser humano ni con otro gato, siempre fue muy pacífico.
En esas circunstancias me empecé a asustar y lo acaricié para que se tranquilizara pero cada vez que pasaba la mano en su cabeza el la esquivaba para que no le obstruyera la visión a la puerta. Los pasos se detuvieron justo detrás de la puerta y no se escuchó más nada… Mi gato a los segundos se tranquilizó y volvió a dormir.
Al otro día pregunté a mi familia si alguien había andado en la madrugada y nadie fue. Desde entonces nunca volví a sentir nada, Ariel vivió 15 años a mi lado (falleció hace 4 meses) y siempre creí que yo lo protegía, pero el también lo hacía conmigo de cosas que yo no podía ver. El era mi angel y aún ahora lo es, siempre lo llevo en mi corazón.
Ahora me quedan dos gatos, Ito y Muñequita, los adoro y mi casa es un lugar hermoso y lleno de paz, hasta se puede sentir olor a rosas algunas veces (y no tenemos rosas). Seguramente aquello que estuvo detrás de mi puerta era un ente errante que supo que en casa no podía quedarse, ya que está protegida.
Yo adoro a los gatos desde que tengo memoria, capaz es una fascinación que traigo de una vida pasada, pero son excepcionales, te atrapan con su encanto y gracia y son muy compañeros y amistosos si uno le trasmite amor y confianza. Todo el mundo tendría que tener por lo menos dos o tres y tratarlos como miembros de la familia, eso es lo que son.
Este relato lo envió una de nuestras lectoras del blog el 10 de Mayo de 2012, su nombre es Dayna.

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