martes, agosto 06, 2013

CAPILLA DE LA PAZ, ACAPULCO GRO.

La Capilla de la Paz
por Eva Flores
03 de Octubre del 2007
¡Saludos ciberchicos!
En esta ocasión la historia que voy a relatar se remonta al Acapulco Dorado, a ese puerto lleno de glamour que se galardonaba hospedando al jet set hollywooodense; aquel que contaba entre sus habitantes flotantes a extranjeros y adinerados inversionistas; aquel que fundó y resguardó, por años, historias de vida.
En la década de los 70, en pleno movimiento hippie mundial, una pareja de esposos ponía su mirada en una ilusión, producto de una tragedia familiar que difícilmente se podía borrar de sus mentes.
En ese tiempo, el crecimiento del puerto se extendía rápidamente al oeste de la bahía y hacia el exclusivo hotel “Las Brisas”, el cual desde 1957 había permanecido aislado en la cima de una colina.
En este lugar, una familia apostó todo para crear un santuario de paz, que nos recuerda la existencia de quienes fallecieron en el terrible accidente.
Esta ilusión (inspirada después del fatal accidente aéreo en donde perecieron sus dos únicos hijos, a finales de los 60’s, quienes tripulaban su avioneta que viajaba desde Acapulco a la Ciudad de México), despertaría el interés de la familia Trouyet por crear un monumento para honrar Jorge y Carlos Trouyet Jr.
Se cuenta que la madre tuvo un sueño en donde se le anunciaba que tan pronto como fuera posible, se construyera un santuario en el lugar más alto de la ciudad (Las Brisas), lugar que ella misma eligió, con el propósito de encontrar un espacio de consuelo y mantenerlo en la memoria de todos los habitantes desde cualquier punto de la ciudad.
A petición de los Trouyet, la construcción de la capilla fue denominada como ecuménica, con el fin de ser universal, sin distinción de creencia, pues permite oficiar a los ministros de todos los credos, creando un recinto de oración.
Coronando las alturas a 402 metros sobre el nivel del mar, se edificó la Capilla de la Paz que fue creada para ser lograr concebir una sincera comunicación con el espíritu; abriendo sus puertas por primera vez un 24 de Diciembre, en vísperas de Navidad; a un año posterior al de su terminación.
Su enorme cruz blanca vive iluminada, desde esa noche hasta la actualidad, y ésta puede ser observada desde cualquier punto de la ciudad, brindando esperanza a quienes busquen consuelo con sólo alzar la vista al cielo.
Hecho de acero con recubrimiento de concreto, el crucifijo puede resistir vientos de hasta 240 kilómetros por hora. Bajo la cruz, se encuentra una escultura de bronce simbolizando dos manos que oran apuntando al cielo; son “Las Manos de la Hermandad”, una obra de Claudio Favier, obra realizada en memoria de los hermanos, hijos de la pareja.
Coautor de la edificación y uno de los fundadores del exclusivo fraccionamiento Las Brisas, Carlos Trouyet cumplió con los sueños de su esposa. Vivió el proyecto hasta su finalización, como último deseo de su amada en honor a sus hijos.
El espacio de meditación (que no vería completada la señora Milly Hauss De Trouyet, por causas de salud que la llevarían a reunirse con sus hijos antes de lo esperado), sobresale del horizonte por su elevada ubicación; éste fue el lugar que despertó el interés de la familia para iniciar el proyecto, siempre con una esplendorosa vista al mar.
Los restos de los hermanos descansan en el sepulcro que sus padres eligieron para ellos; lugar en el que también están sus padres, en el nivel inferior del santuario que forma parte de la cripta pública, rindiendo así tributo a la vida.
La majestuosa capilla representa sin duda una conmovedora historia, que nos deja una lección de fe y esperanza de una familia que supo canalizar sus fuerzas ante la tragedia para inmortalizar a la base de la sociedad que es la familia.
Me despido como siempre deseándoles lo mejor.
Hasta la próxima.

1 comentario:

Unknown dijo...

Interesante relato, y seguro que la visitaré la próxima vez que vaya a Acapulco, en donde pase mi luna de miel en el 2000. Bello y emblemático puerto turístico internacional de México. Se dice que su bahía servía de resguardo a los barcos durante la segunda guerra mundial. Y también ahí se batió en lucha nuestro Generalísimo Morelos, en la toma del fuerte de Acapulco.