jueves, 4 de marzo de 2010
Las sirenas verdadera o mentiras
Por del imaginario colectivo, y por aquello de las leyendas miticas, queremos creer que las sirenas existen o han existido en realidad, pero por desgracia creo que este tema tendrá que seguir formando parte de esos sueños perpetuos de la humanidad. Todos hemos he imaginado alguna vez a esas, sirenas intentando engañar con sus cantos a los argonautas de la Odisea y como no, puestos a imaginar, el cine y la mitología se han encargado de que en esos sueños las sirenas sean unos seres de una belleza descomunal.Salvan a los desvalidos marineros en el último momento para depositarlos con suavidad en las arenas de alguna playa desierta. Poco o casi nada conocemos las profundidades marinas , muchas ecpecies quedaban por descubrir y a la mayoria de elas posiblemente nos sorprendan por su morfoligia y sus caracteristicas, pero dudo mucho que aprezca una bella ariel en la redes de algun pesquero.En general esots alimanitos de las prfundidades se pueden calificar de de muchos modos , menos de bellezas descomunales. No se sabe muy bien cuando comenzo el mitos de las sirenas ni porque, quizas en aquellos siglos en lso que el miedo al mar y las leyendas, se propagaban en los mesones ayudadas por las pintas de cerveza negra entre rudos marineros,que no dudaban en aseguras averlas visto allende los mares transformando sus paupérrimas travesías en grandes aventuras, quizás para emular aquellos aquellos fantasticos viajaes d elos cuentos epicos griegos.Loa marineros de Colon aseguraban ver sirenas allí donde solo había Manaties y el bestiario nórdico europeo hacía lo mismo con morsas y mantas marinas.Hoy en día, la red y la propagación de ciertas obras de artistas plásticos, no ayudan a eliminar el mito si no todo lo contrario. En cientos de sitios se pueden encontrar las imágenes de estos artistas asegurando rotundamente que son el descubrimiento del siglo y que claro, si las sirenas existen, también deben de existir los tritones y las hadas y toda la familia de seres mitológicos. Pero la realidad es mucho más cruda que todo esto, y quizás empujada por nuestro empeño nos regala una enfermedad, la sironomelia, para mostrarnos con total crueldad como son las sirenas de verdad.
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