CRÓNICA DE UN ENCUENTRO ANUNCIADO.
Fue el viernes 22 de enero de este año 2016 a las 6:30 pm, que vi la convocatoria de Claro Música “Participa y conoce a José María Napoleón en Persona”. La mecánica era relativamente fácil, mandar una selfie, con todos los discos de Napoleón que uno tuviera, digo fácil porque tenía los discos, difícil porque no soy muy diestra para tomar “selfies”. La hora límite: 8pm del mismo 22 de enero. Después de una hora de batallar con mi gato que tiraba los discos y tratar de que salieran la mayor parte de ellos en la fotografía, la mande como pedían por INBOX. Generalmente uno participa en los concursos para ganar, pero yo pensaba que cuando fuera mi momento de conocer a José María Napoleón habría señales como rayos y centellas o algo así, pero… todo estaba tranquilo, no hubo terremotos, ni truenos, ni nada que me avisara que el momento realmente había llegado!!.
A la 1:15 de la madrugada llego un mensaje, como si fuera un mensaje cotidiano: “Felicidades Lucía! Eres una gran fan de José María Napoleón y lo conocerás en persona…”
“Lo conocerás en persona”… por cualquier lado que se le mire es una AFIRMACIÓN / AFIRMATIVA / CON TODA SEGURIDAD!!!... pero, yo no me la creía!!! … “Lo conocerás en persona”, esa frase daba vueltas y vueltas en mi cabeza y me provocaba un sinfín de sentimientos encontrados, uno de ellos era que me estaban tomando el pelo!! Que en algún momento me dirían que era una broma o que lo había soñado, o simplemente que nadie sabía quién me había escrito ese mensaje.
Llegó el lunes y con él un nuevo mensaje donde daban ya la dirección y la hora de la cita y entonces si ya la vi más de a deveras. Entonces sí ya los nervios empezaron a calar más y a sentir mariposas en la panza. El día pasó muy lento y que decir de la mañana del día siguiente, cuando llegó la hora y ya estaba afuera de donde iba a ocurrir el gran milagro para mí, el día más soñado por muchos años, yo hacía hoyos en la banqueta yendo de un lado a otro, en una de esas que estaba yo en el otro, llegó Napoleón por el uno y no lo vi entrar… pero todo tiene su chiste no?, para mí el momento era específico y no podía ser antes, ni podía ser después.
Llegó la hora, me sentía mucho más tranquila porque ya había llegado mi hijo a compartir este momento tan importante e inolvidable y entramos a las instalaciones, nos sentamos en una salita en donde estaban dos carteles con fotografías de José María Napoleón, ahí habían dos sillones pequeños, uno de ellos destinados al Poeta, mi asiento quedó a un extremo de la mesa, a menos de un metro de su asiento, nos sentamos y esperamos en silencio. La puerta se abrió y por un momento mi corazón se detuvo… pero gracias a que yo me encontraba casi al final de la hilera de personas (el último era mi hijo), tuve tiempo de tranquilizarme y de recuperar el aliento, cuando llegó a mi lado me extendió su mano, pero no! yo abrí los brazos y le di el abrazo largamente esperado, un beso y una sonrisa suya sellaron el saludo, el momento mágico, el que quedará grabado por siempre de aquí a mi último día. La profecía se había cumplido. El “Lo conocerás en persona” ya era una realidad, pero eso era apenas el inicio de una tarde que me hizo ver que José María Napoleón es: Eso y más. Es una persona tan cálida, tan sencilla que te abraza con sus palabras y su mirada. Que te agradece y comparte contigo su vida como si fuera un libro abierto y como parte de su historia.
#EresPortuformadeserconmigoloquemásquiero
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