29 agosto 2011
Irwin Allen, la Tierra, el Espacio, el Mar y el Tiempo
Irwin Allen
Tierra de Gigantes
Quizás mis primeros pensamientos pecaminosos y concupiscentes en la vida se los debo a esta serie. Y es que siempre me imaginé lo excitante que sería tener en mi poder a una de las mujeres miniaturas que salían en el programa y que estaba bastante piocha. A mi corta y puberta edad, no había mejor fantasía sexual que tener a esa damita en mi poder dentro de una jaulita de pájaros, perfectamente esclavizada y sodomizada por mí. La verdad es que tengo que admitir que era bastante degenerado para mi corta edad, afortunadamente con los años… ¡empeoré!
"Tierra de Gigantes" (Land of the Giants), era una serie de finales de los años 60’s bastante entretenida. La serie solo duró dos temporadas (1968 a 1970) pero se retransmitió por canal 5 (de México) como chingomil veces.
Un anzuelo y un poco de hilo, eran muy útiles para trepar en las mesas y poder rescatar al personaje en turno capturado por los gigantes. Básicamente de eso trataba la serie. Todo el tiempo estaban escapando de los gigantes hasta que uno de ellos irremediablemente caía en sus manos, el resto del programa consistía en lograr rescatar el capturado. No solo había que cuidarse de las personas gigantes, nunca faltaba el trinche gatito hambriento que se los quería merendar como si fueran Piolín o Speedy González.
A diferencia de las películas de Hollywood que todos conocemos en donde una máquina reduce a una o varias personas, en Tierra de Gigantes nadie los reduce. En este caso, la tripulación de una nave de trasporte espacial cae en un planeta en donde todos los seres vivos son similares a los de la Tierra pero tamaño caguamón. Aunque jamás se dice el nombre y la ubicación de ese planeta, hay un capítulo en donde contemplan desde ahí al planeta tierra, lo que nos hace suponer, que la “Tierra de Gigantes” está relativamente cerca de nuestro planeta.
El programa fue creado por Irwin Allen, el mismo que hizo otras series sesenteras de ciencia ficción bastante exitosas: “Perdidos en el Espacio”, "Viaje al Fondo del Mar" y "El Túnel del Tiempo".
Producir los efectos especiales y los lapizotes de unicel que aparecían en "Tierra de Gigantes", era sumamente costoso. El presupuesto de cada capitulo era el más elevado de aquellos años, era de alrededor de 250,000 dólares, ¡una verdadera lanota para ese entonces!
Para poder trepar por cuerdas (hilos) o cargar objetos súper pesados (saleros), había que tener una gran condición física, de hecho, muchas de las escenas eran realizadas por dobles.
A mí lo que más me gustaba, aparte de una de las changuitas de la tripulación, era la nave de los pequeñitos. Siempre soñé con comprar una, aunque por más que la busqué, jamás vi que la vendieran tal y como hacen ahora con las réplicas de las naves de “Star Wars”.
Si volvieran a pasar la serie, seguramente la volvería a ver, y seguramente volvería a fantasear con Betty Hamilton (Heather Young) haciéndola mi esclava sexual de bolsillo… mmmm!
Perdidos en el Espacio
“Perdidos en el Espacio” (Lost in Space) fue la segunda serie de ciencia ficción de Irwin Allen y quizás la de mayor éxito. Duró apenas tres temporadas (1965 a 1968), pero al igual que las otras tres, fue retransmitida durante muchos años por algún canal de Televisa. La serie fue un reverendo fusil de la novela “La Familia Robinson Suiza” de Johann Davis Wyss, solo que Allen la trasladó al espacio sideral (aclaro que “sideral” no es un refresco de manzana).
Los tripulantes de esta nave que viajaba del planeta Tierra hacia Alfa Centauri, por no contar con una Guia Roji o un moderno GPS, se extravían y terminan en un mundo raro (como el de José Alfredo Jiménez). Durante dos temporadas se la pasan ahí varados hasta que en la tercera temporada deciden intentar regresar y viajan a otros mundos si lograr nunca llegar a su destino.
A mí francamente en ocasiones me resultaba muy difícil ver “Perdidos en el Espacio”, y es que la verdad, nomás no tragaba yo al Dr. Zachary Smith (Jonathan Harris); este caballero provocaba en mí mis más bajos instintos homofóbicos. Aparte, el trinche robot que salía ahí, también era de sangre pesada, bastante chocantito (por decir lo menos). Con sus brazos colgando como si tuviera esclerosis múltiple y con su eterna cantaleta de “peligro Will Robinson, peligro…” era como para patearlo y luego mandarlo a algun deshuesadero en la colonia Doctores. El Dr. Smith tenía una frase que se me atoraba en el hígado y que decía todo el tiempo: “no hay porque temer, el Dr. Smith, ¡está aquí!”. La voz del Dr. Smith era doblada al español, si mal no recuerdo, por el excelente actor Eduardo Alcaraz, para los que no lo ubiquen, era Pedro en la novela “Mundo de Juguete”.
En la serie aparecían monstruos bastante chafas, plantas vivientes, fantasmas y demás cosas completamente ilógicas y jaladas de los pelos. Era muy diferente a lo que se hacía en “Viaje a las Estrellas” (Star Treck), en donde si se cuidaba un poco más la “lógica” de lo que pasaba ahí.
En 1998 esta serie fue llevada al cine y, aunque ustedes no lo crean, la película todavía fue peor que la serie. Aunque en la película aparecía un gran actor como lo es Gary Oldman en el papel del Dr. Smith, los fans de la serie de televisión se desilusionaron al ver un robot y un Dr. Smith muy diferentes a los de la serie. La película pasó sin pena ni gloria y los nostálgicos nos quedamos mejor con el recuerdo de la serie sesentera… con todo y el robot con atrofia muscular y el jotito del Dr. Smith.
El elenco de "Perdidos en el Espacio" en un nostálgico
reencuentro.
Viaje al Fondo del Mar
Que Yellow Submarine ni que ocho cuartos, en los sesentas la neta en submarinos era el “Seaview”. Sí, el Seaview era el submarino atómico comandado y diseñado por el Admirante Harriman Nelson en el cual se sucedían todas las aventuras submarinas marinela de la serie “Viaje al Fondo del Mar” (Voyage to the Bottom of the Sea).
La primera serie de ciencia ficción que hizo Irwin Allen fue esta y duró cuatro temporadas (1964-1968). La serie está basada en la película de 1961 del mismo nombre que también dirigió y escribió Irwin Allen.
En el Seaview se realizaba la investigación oceanográfica del Instituto de Investigaciones Marinas Nelson. Mientras la tripulación viajaba al más puro estilo del Aca Tiki (por el fondo del mar), le sucedían cualquier cantidad de aventuras. Por su puesto que las aventuras que yo disfrutaba más, eran en las que aparecían esos monstruos marinos que parecían haber salido de alguna película del Santo o de “Chavero y Pepito contra los Monstruos”. Los monstruos gigantes (tipo el Monstruo de la Laguna Verde) que luchaban con replicas miniaturas del Seaview, hacían que los efectos especiales funcionaran de manera primitiva pero efectiva.
Con solo escuchar a lo lejos ese ruidito característico del radar (o sónar) del Seaview, yo sabía perfectamente que ya había comenzado el programa y corría a verlo. Me encantaba escuchar cuando le gritaban y cajeteaban a Kowalski, el cual recuerdo era muy bueno para descontar con una llave de tuercas (tipo gasero) a cualquiera de los malhechores o monstruos que se metían con él. Por cierto, como en la tripulación, si mal no recuerdo, no había mujeres, siempre pensé que de un momento a otro todos iban a salir de closet y comenzarían a luchar contra los monstruos a taconazos, arañazos y jaladas de pelo, al tiempo que cantaban y bailaban como Village People "In the Navy".
El Seaview contaba con una pequeña nave que podía salir del mar y volar, la verdad no recuerdo como se llamaba, pero estaba bien “papita” la nave esa. También me hubiera gustado tener una replica del Seaview para meterla a la alberca cuando me llevaban a Oaxtepec o a Atotonilco, pero nomás no se pudo. Alguna vez un carpintero que arreglaba un closet en mi casa de Chihuahua, me regaló un pedazo largo de madera a la cual yo le clave unos cuantos clavos y le puse algo de hilo; esta fue mi versión tlachichilca del Seaview, la cual por cierto, disfruté muchísimo en la alberquita de mi casa cuando yo era un crío.
Con “Viaje al Fondo del Mar” mi léxico de parvulito se vio enriquecido con palabras nuevas tales como: periscopio, lastre, inmersión, sónar, etc. También aprendí que cuando uno viaja en un submarino y este se va a impactar con un monstruo gigantesco, lo mejor es agarrarse fuertemente de cualquier tubo porque aquello se va a mover más que una micro en tercería.
Típico monstruo de "Viaje al Fondo del Mar".
El Seaview atacado por un monstruo marino.
Interesante foto del Seaview ¡en tamaño real!
El Túnel del Tiempo
Otra serie de ciencia ficción de Irwin Allen llena de incongruencias e incoherencias, es “El Túnel del Tiempo” (The Time Túnel). Sin embargo, por ser ciencia ficción se le perdona todo contal de que esta sea divertida… y “El Túnel del Tiempo”, lo era.
El argumento es muy sencillo. Un grupo de pelados de bata blanca se inventan una máquina para viajar en el tiempo en forma de túnel psicodélico. Esta máquina se encuentra en un lugar subterráneo y secreto de Arizona, perfectamente resguardado por policías militares gabachos (algo así como el “Área 51” donde se supone los gringos tienen restos de naves extraterrestres y uno que otro E.T.). En el primer capítulo, el dotorcito Tony Newman intenta probar que el Túnel funciona perfectamente ya que el Gobierno quiere cerrar el proyecto, así que se mete sin permiso al Túnel del Tiempo y le apachurra a donde dice “start”. El gamberro este termina en la cubierta del Titanic, posiblemente a un lado de Jack y Rose, minutos antes de que el barcote choque con el iceberg. Cuando los demás científicos se dan cuenta que Tony está atrapado en el Titanic, en friega el Dr. Douglas Phillips se ofrece a ir por él y traerlo de las orejas no sin antes darle la cajeteada de su vida. Así es como este par de científicos terminan viajando por el tiempo de un lugar a otro sin poder regresar a casa.
Los científicos que se encuentran en el laboratorio en todo momento se la pasan salvando a Tony y a Douglas trasladándolos de emergencia de una época a otra, aunque estos realmente no pueden controlar cual será. Una de las principales “jaladas” de esta serie, es que siempre que son trasladados Tony y Douglas a alguna época en el tiempo, estos siempre caen en el lugar preciso y en el momento preciso de que ocurra algún hecho histórico importante. Jamás, ni por error, caen en un trinche pueblo en donde no pase nada, en una época en donde no pase nada y con gente común y corriente como cualquier hijo de vecino.
Por otro lado, yo siempre pensé, que junto con el Dr. Tony Newman y el Dr. Douglas Phillips, viajaban un par de camarógrafos profesionales para poder hacer las tomas que los científicos veían en una pantalla de rayos catódicos en la sala de mandos del Túnel del Tiempo… sino, ¿cómo carajos obtenían las imágenes que se veían en la pantalla?
Otra cosa bastante incongruente en la serie, era que, a donde llegaran y en la época que llagaran, este par de despistados viajeros del tiempo, jamás de los nuncas, tenían problemas con el idioma. Podían caer en la época de Cristo y ni sus luces del arameo o del latín; podían caer en la segunda guerra mundial, y nadie hablaba alemán, cuando mucho tenían el acentito… y así, a donde fuera que cayeran, siempre se encontraban con que todos hablaban un perfecto ingles, como si todos hubieran estudiado en “Quick Learning” (lo hablas por que lo hablas).
Y ya nomás por no dejar (de joder), otra cosa que me parecía muy extraña y jalada, era ver al Dr. Douglas Phillips siempre con su traje perfectamente planchadito, impecable, como si en todas las épocas y lugares hubiera existido una sucursal de “Dry Clean”.
De “El Túnel del Tiempo” se hicieron 30 capítulos divididos en dos temporadas (1966 a 1967). Fue la tercera serie de ciencia ficción de Irwin Allen y al igual que las otras tres, tuvo bastante éxito y se retransmitió por muchos años en nuestro país. Con todo y las “jaladas” antes mencionadas, la serie, “bajita la mano”, tenía algo de educativa y didáctica al mostrar hechos históricos importantes. Cualquier parecido con "Odisea Burbujas"... es mera coincidencia.
Luego de las dos temporadas y al cancelarse la serie, los viajeros aun no habían regresado al presente, por lo que es fácil suponer, que aun siguen viajando por el tiempo; así que en una de esas y aparecen en algún hecho importante actual de nuestro país… digamos, ¡en la futura toma de protesta como Presidente del Peje!
Los tiempos pasados no fueron mejores… ¡pero sí más chidos!
"Tierra de Gigantes" (Land of the Giants), era una serie de finales de los años 60’s bastante entretenida. La serie solo duró dos temporadas (1968 a 1970) pero se retransmitió por canal 5 (de México) como chingomil veces.
Un anzuelo y un poco de hilo, eran muy útiles para trepar en las mesas y poder rescatar al personaje en turno capturado por los gigantes. Básicamente de eso trataba la serie. Todo el tiempo estaban escapando de los gigantes hasta que uno de ellos irremediablemente caía en sus manos, el resto del programa consistía en lograr rescatar el capturado. No solo había que cuidarse de las personas gigantes, nunca faltaba el trinche gatito hambriento que se los quería merendar como si fueran Piolín o Speedy González.
A diferencia de las películas de Hollywood que todos conocemos en donde una máquina reduce a una o varias personas, en Tierra de Gigantes nadie los reduce. En este caso, la tripulación de una nave de trasporte espacial cae en un planeta en donde todos los seres vivos son similares a los de la Tierra pero tamaño caguamón. Aunque jamás se dice el nombre y la ubicación de ese planeta, hay un capítulo en donde contemplan desde ahí al planeta tierra, lo que nos hace suponer, que la “Tierra de Gigantes” está relativamente cerca de nuestro planeta.
El programa fue creado por Irwin Allen, el mismo que hizo otras series sesenteras de ciencia ficción bastante exitosas: “Perdidos en el Espacio”, "Viaje al Fondo del Mar" y "El Túnel del Tiempo".
Producir los efectos especiales y los lapizotes de unicel que aparecían en "Tierra de Gigantes", era sumamente costoso. El presupuesto de cada capitulo era el más elevado de aquellos años, era de alrededor de 250,000 dólares, ¡una verdadera lanota para ese entonces!
Para poder trepar por cuerdas (hilos) o cargar objetos súper pesados (saleros), había que tener una gran condición física, de hecho, muchas de las escenas eran realizadas por dobles.
A mí lo que más me gustaba, aparte de una de las changuitas de la tripulación, era la nave de los pequeñitos. Siempre soñé con comprar una, aunque por más que la busqué, jamás vi que la vendieran tal y como hacen ahora con las réplicas de las naves de “Star Wars”.
Si volvieran a pasar la serie, seguramente la volvería a ver, y seguramente volvería a fantasear con Betty Hamilton (Heather Young) haciéndola mi esclava sexual de bolsillo… mmmm!
Perdidos en el Espacio
“Perdidos en el Espacio” (Lost in Space) fue la segunda serie de ciencia ficción de Irwin Allen y quizás la de mayor éxito. Duró apenas tres temporadas (1965 a 1968), pero al igual que las otras tres, fue retransmitida durante muchos años por algún canal de Televisa. La serie fue un reverendo fusil de la novela “La Familia Robinson Suiza” de Johann Davis Wyss, solo que Allen la trasladó al espacio sideral (aclaro que “sideral” no es un refresco de manzana).
Los tripulantes de esta nave que viajaba del planeta Tierra hacia Alfa Centauri, por no contar con una Guia Roji o un moderno GPS, se extravían y terminan en un mundo raro (como el de José Alfredo Jiménez). Durante dos temporadas se la pasan ahí varados hasta que en la tercera temporada deciden intentar regresar y viajan a otros mundos si lograr nunca llegar a su destino.
A mí francamente en ocasiones me resultaba muy difícil ver “Perdidos en el Espacio”, y es que la verdad, nomás no tragaba yo al Dr. Zachary Smith (Jonathan Harris); este caballero provocaba en mí mis más bajos instintos homofóbicos. Aparte, el trinche robot que salía ahí, también era de sangre pesada, bastante chocantito (por decir lo menos). Con sus brazos colgando como si tuviera esclerosis múltiple y con su eterna cantaleta de “peligro Will Robinson, peligro…” era como para patearlo y luego mandarlo a algun deshuesadero en la colonia Doctores. El Dr. Smith tenía una frase que se me atoraba en el hígado y que decía todo el tiempo: “no hay porque temer, el Dr. Smith, ¡está aquí!”. La voz del Dr. Smith era doblada al español, si mal no recuerdo, por el excelente actor Eduardo Alcaraz, para los que no lo ubiquen, era Pedro en la novela “Mundo de Juguete”.
En la serie aparecían monstruos bastante chafas, plantas vivientes, fantasmas y demás cosas completamente ilógicas y jaladas de los pelos. Era muy diferente a lo que se hacía en “Viaje a las Estrellas” (Star Treck), en donde si se cuidaba un poco más la “lógica” de lo que pasaba ahí.
En 1998 esta serie fue llevada al cine y, aunque ustedes no lo crean, la película todavía fue peor que la serie. Aunque en la película aparecía un gran actor como lo es Gary Oldman en el papel del Dr. Smith, los fans de la serie de televisión se desilusionaron al ver un robot y un Dr. Smith muy diferentes a los de la serie. La película pasó sin pena ni gloria y los nostálgicos nos quedamos mejor con el recuerdo de la serie sesentera… con todo y el robot con atrofia muscular y el jotito del Dr. Smith.
El elenco de "Perdidos en el Espacio" en un nostálgico
reencuentro.
Viaje al Fondo del Mar
Que Yellow Submarine ni que ocho cuartos, en los sesentas la neta en submarinos era el “Seaview”. Sí, el Seaview era el submarino atómico comandado y diseñado por el Admirante Harriman Nelson en el cual se sucedían todas las aventuras submarinas marinela de la serie “Viaje al Fondo del Mar” (Voyage to the Bottom of the Sea).
La primera serie de ciencia ficción que hizo Irwin Allen fue esta y duró cuatro temporadas (1964-1968). La serie está basada en la película de 1961 del mismo nombre que también dirigió y escribió Irwin Allen.
En el Seaview se realizaba la investigación oceanográfica del Instituto de Investigaciones Marinas Nelson. Mientras la tripulación viajaba al más puro estilo del Aca Tiki (por el fondo del mar), le sucedían cualquier cantidad de aventuras. Por su puesto que las aventuras que yo disfrutaba más, eran en las que aparecían esos monstruos marinos que parecían haber salido de alguna película del Santo o de “Chavero y Pepito contra los Monstruos”. Los monstruos gigantes (tipo el Monstruo de la Laguna Verde) que luchaban con replicas miniaturas del Seaview, hacían que los efectos especiales funcionaran de manera primitiva pero efectiva.
Con solo escuchar a lo lejos ese ruidito característico del radar (o sónar) del Seaview, yo sabía perfectamente que ya había comenzado el programa y corría a verlo. Me encantaba escuchar cuando le gritaban y cajeteaban a Kowalski, el cual recuerdo era muy bueno para descontar con una llave de tuercas (tipo gasero) a cualquiera de los malhechores o monstruos que se metían con él. Por cierto, como en la tripulación, si mal no recuerdo, no había mujeres, siempre pensé que de un momento a otro todos iban a salir de closet y comenzarían a luchar contra los monstruos a taconazos, arañazos y jaladas de pelo, al tiempo que cantaban y bailaban como Village People "In the Navy".
El Seaview contaba con una pequeña nave que podía salir del mar y volar, la verdad no recuerdo como se llamaba, pero estaba bien “papita” la nave esa. También me hubiera gustado tener una replica del Seaview para meterla a la alberca cuando me llevaban a Oaxtepec o a Atotonilco, pero nomás no se pudo. Alguna vez un carpintero que arreglaba un closet en mi casa de Chihuahua, me regaló un pedazo largo de madera a la cual yo le clave unos cuantos clavos y le puse algo de hilo; esta fue mi versión tlachichilca del Seaview, la cual por cierto, disfruté muchísimo en la alberquita de mi casa cuando yo era un crío.
Con “Viaje al Fondo del Mar” mi léxico de parvulito se vio enriquecido con palabras nuevas tales como: periscopio, lastre, inmersión, sónar, etc. También aprendí que cuando uno viaja en un submarino y este se va a impactar con un monstruo gigantesco, lo mejor es agarrarse fuertemente de cualquier tubo porque aquello se va a mover más que una micro en tercería.
Típico monstruo de "Viaje al Fondo del Mar".
El Seaview atacado por un monstruo marino.
Interesante foto del Seaview ¡en tamaño real!
El Túnel del Tiempo
Otra serie de ciencia ficción de Irwin Allen llena de incongruencias e incoherencias, es “El Túnel del Tiempo” (The Time Túnel). Sin embargo, por ser ciencia ficción se le perdona todo contal de que esta sea divertida… y “El Túnel del Tiempo”, lo era.
El argumento es muy sencillo. Un grupo de pelados de bata blanca se inventan una máquina para viajar en el tiempo en forma de túnel psicodélico. Esta máquina se encuentra en un lugar subterráneo y secreto de Arizona, perfectamente resguardado por policías militares gabachos (algo así como el “Área 51” donde se supone los gringos tienen restos de naves extraterrestres y uno que otro E.T.). En el primer capítulo, el dotorcito Tony Newman intenta probar que el Túnel funciona perfectamente ya que el Gobierno quiere cerrar el proyecto, así que se mete sin permiso al Túnel del Tiempo y le apachurra a donde dice “start”. El gamberro este termina en la cubierta del Titanic, posiblemente a un lado de Jack y Rose, minutos antes de que el barcote choque con el iceberg. Cuando los demás científicos se dan cuenta que Tony está atrapado en el Titanic, en friega el Dr. Douglas Phillips se ofrece a ir por él y traerlo de las orejas no sin antes darle la cajeteada de su vida. Así es como este par de científicos terminan viajando por el tiempo de un lugar a otro sin poder regresar a casa.
Los científicos que se encuentran en el laboratorio en todo momento se la pasan salvando a Tony y a Douglas trasladándolos de emergencia de una época a otra, aunque estos realmente no pueden controlar cual será. Una de las principales “jaladas” de esta serie, es que siempre que son trasladados Tony y Douglas a alguna época en el tiempo, estos siempre caen en el lugar preciso y en el momento preciso de que ocurra algún hecho histórico importante. Jamás, ni por error, caen en un trinche pueblo en donde no pase nada, en una época en donde no pase nada y con gente común y corriente como cualquier hijo de vecino.
Por otro lado, yo siempre pensé, que junto con el Dr. Tony Newman y el Dr. Douglas Phillips, viajaban un par de camarógrafos profesionales para poder hacer las tomas que los científicos veían en una pantalla de rayos catódicos en la sala de mandos del Túnel del Tiempo… sino, ¿cómo carajos obtenían las imágenes que se veían en la pantalla?
Otra cosa bastante incongruente en la serie, era que, a donde llegaran y en la época que llagaran, este par de despistados viajeros del tiempo, jamás de los nuncas, tenían problemas con el idioma. Podían caer en la época de Cristo y ni sus luces del arameo o del latín; podían caer en la segunda guerra mundial, y nadie hablaba alemán, cuando mucho tenían el acentito… y así, a donde fuera que cayeran, siempre se encontraban con que todos hablaban un perfecto ingles, como si todos hubieran estudiado en “Quick Learning” (lo hablas por que lo hablas).
Y ya nomás por no dejar (de joder), otra cosa que me parecía muy extraña y jalada, era ver al Dr. Douglas Phillips siempre con su traje perfectamente planchadito, impecable, como si en todas las épocas y lugares hubiera existido una sucursal de “Dry Clean”.
De “El Túnel del Tiempo” se hicieron 30 capítulos divididos en dos temporadas (1966 a 1967). Fue la tercera serie de ciencia ficción de Irwin Allen y al igual que las otras tres, tuvo bastante éxito y se retransmitió por muchos años en nuestro país. Con todo y las “jaladas” antes mencionadas, la serie, “bajita la mano”, tenía algo de educativa y didáctica al mostrar hechos históricos importantes. Cualquier parecido con "Odisea Burbujas"... es mera coincidencia.
Luego de las dos temporadas y al cancelarse la serie, los viajeros aun no habían regresado al presente, por lo que es fácil suponer, que aun siguen viajando por el tiempo; así que en una de esas y aparecen en algún hecho importante actual de nuestro país… digamos, ¡en la futura toma de protesta como Presidente del Peje!
Los tiempos pasados no fueron mejores… ¡pero sí más chidos!
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