Hay a quienes la muerte no los separa 



El antropólogo Krantz donó su cuerpo a la ciencia con la condición de que su mejor amigo Clyde (su perro) quien falleció años antes que él lo acompañara.
A petición suya, a su muerte en 2002 no hubo funeral, su cuerpo fue enviado a un centro de investigación forense donde los científicos estudian las tasas de descomposición humana, en 2009 el esqueleto de Krantz junto con el de "Clyde" se articularon minuciosamente y se incluyeron en la exposición del Museo Smithsoniano en Whashignton, D.C.
Sus huesos han sido utilizados en cátedras de medicina forense y osteología avanzada.
Su petición de donar su cuerpo a la ciencia fue acompañada con la siguiente frase "He sido maestro toda mi vida, y creo que también podría serlo después de que muera".
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