SI TE VAS
CARLOS RIVERA
Blanca bandera
de paz y aunque a veces
ingenua tu alma decide alzar.
Que nadie te diga que no,
ni siquiera este tonto,
que a veces le falta valor...
Si te vas, ah ah ah ah mira adelante,
solo adelante, no mires atrás!
si te vas, ah ah ah ah no tengas miedo,
sigue tu vuelo de libertad... de libertad!
Milagros ya habrá que esperar,
mas tus Santos son tantos
que sabes que no fallaran.
Nunca pierdas la Fe...
porque aquello por lo que has luchado
lo vas a tener.
Que nadie te diga que no... NO!
ni siquiera este tonto,
que a veces le falta valor.
Si te vas, ah ah ah ah mira adelante,
solo adelante, no mires atrás!
si te vas, ah ah ah ah no tengas miedo,
sigue tu vuelo de libertad... de libertad!
de libertad ah ah.
ingenua tu alma decide alzar.
Que nadie te diga que no,
ni siquiera este tonto,
que a veces le falta valor...
Si te vas, ah ah ah ah mira adelante,
solo adelante, no mires atrás!
si te vas, ah ah ah ah no tengas miedo,
sigue tu vuelo de libertad... de libertad!
Milagros ya habrá que esperar,
mas tus Santos son tantos
que sabes que no fallaran.
Nunca pierdas la Fe...
porque aquello por lo que has luchado
lo vas a tener.
Que nadie te diga que no... NO!
ni siquiera este tonto,
que a veces le falta valor.
Si te vas, ah ah ah ah mira adelante,
solo adelante, no mires atrás!
si te vas, ah ah ah ah no tengas miedo,
sigue tu vuelo de libertad... de libertad!
de libertad ah ah.
Hay muchas
clases de amor y las canciones no siempre hablan del amor de pareja, o por lo
menos muchas veces para nosotros toman diferentes sentidos.
Para mí esta
canción me habla del amor entre una madre y un hijo, que se encuentran inmersos
en una lucha: de un hijo por alcanzar su libertad, de una madre por tratar de
sobrevivir al momento en que su hijo está tratando de cortar el cordón
umbilical que hasta el momento los ha mantenido unidos.
Cuando
pareciera que la comunicación entre ellos ha quedado rota y en el silencio
entre ellos sólo se escucha como un corazón se va rompiendo poco a poco y sin
anestesia.
Es muy difícil
aceptar cuando de ser “el centro del universo de nuestros hijos”, pasamos a ser
un “planeta secundario”, lejano, sin estrellas, sin brillo, que pareciera que
ya no tenemos más que ofrecerles, que el cofre de los tesoros más maravillosos
se lo está brindando otra persona y a nosotras apenas si nos echan una miradita…una
mirada en donde podemos ver una próxima despedida, una puerta que se cierra
detrás de ellos y nosotros nos quedamos en esa habitación vacía, llena de
fantasmas de niños riendo, de unos bracitos que sólo querían abrazarnos y
llenarnos de besos y que ya se fueron.
Duele comprender
y aceptar que es lo justo, que en algún momento de la vida, nosotros hicimos lo
mismo.
El “Dejarás a
tu padre y a tu madre”, toma otra dimensión y otro significado, y no me gusta
NADA, y me rebelo, pero no creo que me sirva para nada.
El “flojita y
cooperando” parece cobrar fuerza en mi mente, pero esas charlas mente-corazón
son largas y por ahora no han dado frutos.
Cuando por primera vez nos enfrentamos a la palabra
"Madre" o "Padre", sin referirnos a nuestros padres, sino a
nosotros mismos, es como si realmente no estuviéramos seguros de lo que
realmente significa. Para una mujer empieza como una simple sospecha, que
después de transcurrido un tiempo se ve reflejado en una hoja impersonal,
sellada con algún logo de un laboratorio y una palabra "POSITIVO" que
significa que a partir de ese momento nuestra vida está destinada a cambiar, y
todo se vuelve un remolino de emociones y creo que a pesar de que para la
mayoría es una noticia feliz, también es algo que nos llena de temores,
principalmente porque no sabemos si seremos capaces de llevar a cabo ese
"Trabajo" con éxito. Pero este acontecimiento no se detiene a ver si
estás preparado, si hay dinero, cuna, ropa, etc listo para hacerle frente, si
eres lo suficiente maduro o no, si eres inexperto... simplemente, si así lo
decides, sucede. Desde el momento en que tu alma dice "Sí" al
compromiso, tú ya eres otra persona, tus prioridades cambian, tus sentimientos
cambian, tus miedos son otros. Y pasan los años y cada etapa de crecimiento de
tu hijo te da satisfacciones y alegrías. De alguna manera y quizá sin querer
queriendo el centro de tu mundo es esa persona que depende totalmente de
ti y que con solo una mirada te hace sentir que no necesitas nada más. Pero el
tiempo es el enemigo más implacable que hay y llega una etapa en la que
pareciera que todo está mal, que la comunicación empieza a encontrar topes y
calles cerradas, que esas miradas que te decían que tú eres todo su mundo
empiezan a escasear y se convierten en miradas retadoras, a veces hasta
llegas a pensar que ya no hay amor, pero la realidad es que es la lucha que
tiene un alma que se siente cautiva y que quiere liberarse de esa jaula donde a
pesar de que está a salvo no se siente feliz ni realizado. Y ese estira y
afloja no es más que el intento de romper esa liga que lo sujeta y que por más
que nos aferremos a ella terminará rompiéndose, porque así está destinado a ser
y tú no puedes cambiarlo, por más que llores, por más que grites y te
desesperes porque estás quedando relegado a un segundo o tercer plano, no
hay forma de ganar, esta guerra está ganada de antemano por los hijos
porque cuando tu fuiste hijo la luchaste también a brazo partido y te liberaste
contra viento y marea, pero al final, el amor sobrevive y seguimos siendo importantes,
de otra forma, en otra escala, para siempre, aunque en este proceso
sintamos que el dolor acabará con nosotros porque no entendemos lo que sucede,
porque estamos en medio del torbellino y se nos hace muy fácil olvidar cuando
nosotros fuimos jóvenes y empezamos a ser independientes.