¡Qué afortunada es la almohada
que escucha tus pensamientos,
y la luz que abre tus ojos
cada mañana...!
¡Qué afortunado el sol,
que te besa
y la luna que se duerme
arrullada en tus brazos!!.
¡Qué afortunada el agua,
que besa tus labios,
esa que recorre tu cuerpo
sin pudor y sin miedo!!
¡¡Qué afortunados tus calcetines,
que te acompañan por todo el camino
y te quitan el frío!!!
¡¡Qué afortunados son mis ojos
y mis oídos!!,
por poder verte y escucharte...
Mis manos los envidian a muerte
porque no pueden tocarte...
Eres tan sólo un sueño..
sin final y sin principio...
Como lo que siento por tí.
Lucía.
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