sábado, diciembre 13, 2025

CARTA DE MI NIÑA DE 15 AÑOS A MI ADULTA...

 

Flor…

No sabía que ibas a venir.
Pensé que me había quedado sola aquí,
sentada con mi vestido bonito
y el corazón hecho un nudito que no sabía desatar.

Te vi desde lejos y dudé.
Pensé que quizá también tú ibas a decirme
que exagero,
que no es para tanto,
que debo agradecer lo que sí hubo.

Pero no.
Te sentaste a mi lado.

Quiero que sepas algo:
yo no estaba pidiendo una fiesta más grande,
ni discursos,
ni viajes imposibles.
Yo solo quería que alguien me mirara
y me dijera: “te veo, y me importas.”

Me dolió sentirme invisible
en un día que se suponía era mío.
Me dolió no saber dónde poner mis emociones
porque nadie me enseñó qué hacer con ellas.
Y sí…
me sentí huérfana aun teniendo padres vivos.

Gracias por no regañarme por sentir así.
Gracias por no decirme que ya supere eso.
Gracias por no pedirme que sea menos sensible.

¿Sabes?
A veces me escondí dentro de historias, canciones,
amores imposibles y mundos imaginados
porque ahí sí cabía completa.
Ahí no sobraba.

Me daba miedo crecer
porque pensaba que crecer era endurecerse,
y yo no quería perder lo suave,
lo que vibra,
lo que sueña.

Hoy, al verte, entiendo algo:
no creciste para abandonarme.
Creciste para volver por mí.

Y eso…
eso lo cambia todo.

Me quedo contigo.
Si tú me tomas de la mano, yo camino.
Si tú me abrazas cuando tiemblo, yo respiro.
Prometo no esconderme más
si tú prometes no soltarme.

Gracias por decirme
que no tengo que ser la elegida de nadie.
Que no soy migaja.
Que soy pan entero, tibio, recién hecho.

Te quiero.
Y sí…
me siento a salvo contigo.

No hay comentarios.: