POR: TALINA SALINAS MAQUILLISTA
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A Acapulco no lo definen los terremotos, ni la inseguridad mucho menos la Maña… a este lugar no lo define la destruccion que dejó a su paso Otis… no lo define la rapiña de un puñado de gente, muchos sin “necesidad”, ni siquiera la ambición de sus gobernantes y sus aspirantes que pareciera siempre quieren más y se columpian como cirqueros de un puesto a otro…
A esta tierra la define su gente… esa que a solo 11 días de perderlo todititooooo se levanta y abre sus cortinas donde todavía las hay o en su defecto sacan una mesa y venden sus mercancías a todo el qué pasa…
Lo define la Señito que me vendió el bolillo con relleno de cuche en la Diana a cuatro días del huracán sobre una mesa improvisada aún rodeada de escombro…
El Taquero de la Bonfil que ya está listo desde tempranito por la tarde ofreciendo sus delicias con una sonrisa….
La Doñita que abrió la cortina de su miscelánea con un chingo de miedo del saqueo pero segura que sus vecinos y clientes la necesitan y la protegen…
La que vende pollo fresco desde hace varios días a sabiendas que todos necesitamos una cazuela de caldo que brindar a la familia, amigos y vecinos por que hay que comer y no es opción…
El nevero con su deliciosa nieve de coco y limón que surge como un oasis en medio de las avenidas áridas que están pelonas de árboles y palmeras despelucadas…
La Señito Guapa de las Miches, la barbacoa y las carnitas que le pone una curita a nuestros corazones rotos con sus bebidas y sus comidas deliciosas…
El Talachero que sin parar reparó decenas de llantas en medio de la carencia total, sin luz, con una planta de gasolina, sin gasolina, tratando a ratos de tener súper poderes para reparar los rostros atribulados de tanto que acudimos preocupados con las llantas bajas o ponchadas.
Los restauranteros que a pesar de los daños y la escasez ya empezaron a abrir mostrándonos que con un montón de voluntad y ganas se puede continuar y seguir dando trabajo a tanta gente…
Los trabajadores de los Condominios y Fraccionamientos que a veces rajados por el sol y la sed no han parado de sacar escombros de sus edificios y fraccionamientos con la certeza que su lugar de trabajo se volverá a levantar…
La Dulce Chefsita de los Pasteles que reconoce que los motivos de celebrar no se fueron y que aún hay muchos cumpleaños, bodas, guateques y pachangas que necesitan un pastel al centro como símbolo de que aquí seguimos de pie, juntos y vivos
La que vende pan costeño en las esquinas, que sabe que en estas últimas mañanas hemos necesitado ahogar nuestras tristezas en una taza de café bien caliente de panocha y canela con una pieza de pan de canasto
La Súper Guapísima Doñita del Chicharrón de La Laja que a la semana ya estaba vendiendo su crujiente mercancía con una palabra de aliento en los labios compartiendo la prueba de su manjar para animar a sus clientes
Los colaboradores de tantos locales y negocios que vinieron prontos a ayudar a limpiar sus segundas casas… que entendieron que si ellos no lo hacían nadie podría salvarlos
Los Restaurantes de siempre como Carnitas la Esperanza y Los Tarascos que durante días han regalado sus platillos deliciosos… haciéndonos entrecerrar los ojos y recordar que esto no se acaba hasta que se acaba y qué pues hay que seguir a pesar del calor, del dolor, de los zancudos, de las carencias, de todas las pérdidas materiales y humanas por qué Acapulco no es nada sin todos ellos, Acapulco está hecho de todos esos humanos curtidos, fuertes, bronceados, esos que no le temen a nada, esos que resuelven, que llevan, que comparten
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