La vida cambia, la muerte todo lo mueve y revuelve. Los sentimientos se vuelven confusos y te despiertan tristezas dormidas. Es difícil imaginar cómo será el futuro, cuando dejemos esta casa. Cuando ya no escuche los colibríes y los pájaros cantando al amanecer. Cuando quiera sentarme en el jardín y llenar mis ojos del verde pasto y de mis flores.
Me duele pensarlo, pero no tengo opciones, como siempre otros deciden por mí lo que tengo que hacer y no puedo hacer nada.
Si me comparo con otros, sé que soy privilegiada porque hasta ahora no me ha faltado un plato de comida, mi hijo y yo estamos vivos y sólo por eso debería estar agradecida y no quejarme tanto con mis pensamientos. Pero no veo más que esas partes oscuras y ese miedo a lo desconocido. A vivir en un departamento con gente desconocida que quienes hasta ahora sólo hemos recibido una mala vibra y aún no vivimos ahí.
Siento que perdí muchas batallas, batallas que no he podido luchar como se debe porque el que tiene las posibilidades económicas es el que decide sobre nuestro destino.
No me queda más que seguir luchando por levantarme cada día y encontrar un motivo para seguir dando un paso a la vez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario