Hace ya muchos años, cuando íbamos a misa los domingos, mi papá me daba 50 centavos, cuando me iba bien 1 peso y me alcanzaba para 5 sobresitos de Miguelito o de Sal-Lím. A veces me los comía solos o los guardaba para ponérselos a mis zanahorias ralladas o pepinos en tiritas.
La señora a la que le compraba (Celia) seguía poniéndose a principios del año pasado frente a una escuela y yo le seguía comprando dulces. Con la pandemia y la ausencia de niños en las escuelas pues ya no la he visto y la verdad la extraño.
Ojalá que cuando vuelva la "normalidad" vuelva a verla y pueda volver a comprar mis golosinas.
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