lunes, junio 05, 2017
HE JOSÉ MARÍA NAPOLEÓN CARTA A...
Historias Engarzadas / José María Napoleón
Hoy lo vi... hoy sentí a mi corazón romperse como una hoja de papel y lloré, lloré por muchas cosas que se juntaron, pero principalmente por volver a escuchar de tu boca y voz esa palabra tan temida: "Retiro". No es que no lo entienda, tampoco puedo no aceptarlo, es algo a lo que tienes derecho y que es muy merecido.
Retiro: "Está contemplado si Dios me lo permite, contemplado y bien madurado y me gustaría hacer algo de agradecimiento si Dios lo permite el año que entra, para decirles en palabras, en canciones, en presencia, despedirme bien, dignamente, pudiendo emitir bien mi voz y recordando sin apuntador cada una de las letras de las canciones que ustedes me han hecho el favor de aceptarme. Y quiero decir en el final de mi carrera como cantante y compositor; Muchas gracias a tí, allá y más allá, a tí donde quiera que estés, Gracias por haber comprado el disco de El Grillo, por haber creído en Vive, por cantar Hombre, por hacerme sentir que no me inmiscuí sin querer en ninguna parte. ¿Llegué a donde sus corazones? Gracias! ¿A donde sus noches tristes y se tomaron una copita poniendo uno de mis discos? (como uno de Juan Gabriel uno de José José) ¿Así acompañe sus noches y sus vidas? Pues que bueno, ¡Muchas Gracias! Yo sólo quería ser Torero, y me enseñaron mis amigos a encontrar el camino de mi vida" "Gracias a ti en donde quiera que estés, muchas gracias por haber permitido que yo realizara mi sueño" (José María Napoleón/Historias Engarzadas 3 Junio 2017)
No puedo ni quiero imaginar una vida donde no vuelva a saber nada de ti, después de amarte toda una vida, con esa clase de amor limpio y honesto que puede existir en el corazón de una niña de 8 años que pasó por una puerta y escuchó una voz, una voz de un Ángel cantando y que descubrió que detrás de esa voz había un joven encantador y que hoy después de 40 años te sigue queriendo igual, sin esperar nada a cambio, sólo disfrutando de tu voz, de tus canciones y de tu presencia cuando es posible.
El 26 de abril de 2016, fue un día mágico e inolvidable en mi vida, porque a pesar de que a lo largo de todos esos años hubo acercamientos contigo, autógrafos firmados, hasta puedo decir que tuve la fortuna de verte torear una vez, nunca había tenido la oportunidad de hablar contigo, de mirarte a los ojos, de abrazarte y darte y recibir un beso tuyo. Ese día increíble que llegó de la nada pero que así tenía que ser. Ese día que cuando también mencionaste que estabas pensando ya en retirarte yo te dije que yo me moría si te retirabas y tú sonreíste con esa risa que tanto me gusta y me dijiste: "no, no te mueres, tal vez extrañemos..."
José María Napoleón, casi siempre que te escribo, escribo tu nombre completo, porque me gusta escribirlo, leerlo, esos tres nombres que separados tal vez no tienen mucho significado pero que unidos los tres te dibuja a ti, me gusta y puedo repetirlo muchas veces y espero que no te moleste y que no te suene, no sé de mal gusto, porque tal vez te gusta más que te digan simplemente Napoleón o Napo,
No sé si tuviste la oportunidad de leer la carta que te dí aquel día en la convivencia de Claro Música, pero me gusta recordar aquélla historia que convirtió a mi mamá en heroína. Una vez en el Teatro de la Ciudad, nos quedamos a esperarte a la salida, te había llevado unas flores y una carta, mentiría si te dijera que me acuerdo que te escribí, pero fue la primera carta de amor que hice en la vida, te repito, era una niña en ese momento como de 9 o 10 años, que podía decirte yo a tí pues?, salió primero una persona con el arreglo y no sé porque agarré la carta para dártela en propia mano, yo estaba hasta adelante de todas las personas que te esperaban pero cuando vi por la rendijita que venías y lo dije no sé como fui a dar hasta un rincón entre jalones de cabello etc, ya sabrás como me sentía, saliste apurado, saludaste a algunas personas y te subiste al auto que te esperaba, mi mamá, la verdad no sé de dónde le salió la idea se subió al cofre y se agarró de los limpia parabrisas y te dijo que no se iba a bajar del coche hasta que me recibieras la carta y tú con cierta desesperación (totalmente comprensible) le preguntabas quien era su hija y yo que en ese momento me pareció lo más vergonzoso que me hubiera pasado en la vida, ni loca quería dar la cara, pero lo hice y recibiste la carta con una sonrisa y te marchaste. Que gran pato-aventura, perdón por haberte hecho pasar un mal momento, me disculpo miles de años después. Sabes que no fue por mala intención.
Mi querido José María Napoleón, gracias por todos los buenos momentos que hemos vivido juntos y seguiremos viviendo juntos, sólo deseo para tí toda la felicidad del mundo y que podamos disfrutar mucho tiempo más de tu presencia, por ahí también nos debes un libro de poesía, no puedes olvidarlo ni dejarlo te lo pido de favor.
Te mando todo mi cariño y respeto por siempre y te pido nuevamente una disculpa por tantas palabras que sólo intentan decirte lo importante que eres y siempre serás para mí.
Te quiero mucho.
Lucía Marín.
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