-No entiendo porque quieres "Una Princesa"- dijo La Bruja - Son caprichosas, dependientes, precisan de hadas para sobrevivir, se asustan fácilmente, no saben ganarse la vida.
-Yo, en cambio, no necesito que me rescates, sé defenderme, poseo mi propio castillo, conozco de herbolaria y ciencias, incluso puedo cuidar de los que quiero.
-Entiendo tu pesar,- contestó El Caballero que yacía encadenado en el calabozo, - pero si un príncipe como yo, se fijara en una bruja como tú, no habría cuentos de hadas, ni valientes, ni damiselas en peligro. Eres la víctima y la villana. ¡No puedo quererte!, si lo hago, ya no sería un heroe, ni una fantasía. Me niego a ser un hombre común!!.
La Bruja decepcionada, lo libera, - "Ve hasta la torre más alta del castillo, ahí está tu hermosa princesa, duerme con los ojos cerrados, bésala y será tuya... pero te advierto una cosa, seguirá dormida, aunque la veas despierta".
Ojalá todas seamos siempre brujas y no princesas, y si algún día llegamos a tener hijas, no criarlas como princesas, sino como brujas, guerreras, verdaderas campeonas.
Autor anónimo.
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