Tlaxcala Místico y Sabores
25 Octubre 2014
LA DULCE MUERTE
Dulces del Día de Muertos: tradición para empalagar
Morir es una celebración, y como tal no deben faltar los dulces. Éstos son una combinación de lo macabro,
pintoresco, artístico y humorístico.
¿Por qué los mexicanos regalan golosinas a sus muertos cada 1 y 2 de noviembre? ¿Y no cualquier dulce
sino los más irónicos y coloridos? No se trata sólo de una tradición artesanal u oficio dulcero con que engalanar mercados, hogares, tiendas y plazas públicas; llenar de sabor y alegría la muerte tiene significados
prehispánicos según los cuales el paso al más allá es un acontecimiento que se debe festejar.
Los que se fueron regresan, y con ellos se vuelve a compartir. Se les mima, consiente y halaga
con sus comidas, bebidas, música y flores preferidas, convirtiendo los cementerios y altares públicos
o privados en un festín insólito de dulces, alimentos, mariachis, tequila y aroma de cempasúchil,
la flor naranja de esta festividad.
La dulcería de muertos acompaña las ofrendas de los seres queridos, más conocidas como altares de muertos.
La finalidad de estos caramelos es que las almas de los que “se nos anticiparon” respondan a nuestra invitación
y visiten dichos espacios recordatorios guiados por las luces de las veladoras.
Los dulces de muerto adoptan figuras llamadas “alfeñiques”, y pueden ser de azúcar, amaranto, pepita de calabaza, chocolate, cocadas, calabazates, camotes, jamoncillos (dulce de leche), calabaza en tacha, peras e higos cristalizados, tamarindo, arroz de leche, conservas de tejocote, guayaba , durazno, higos, biznagas, caña, etc.
En todo el país es muy común hacer la calabaza en tacha, preparada en grandes trozos, y a la que se echa miel de caña hirviente, los alfeñiques con azúcar, clara de huevo, gotas de jugo de limón y una planta que se llama chaucle; se moldean con las manos, se les da forma de puercos, perros, leones y otros animales, o de frutas y alimentos, y se tiñen de colores para hacerlos más vistosos, como la llamativa sangre de azúcar rojo ardiente.
En la elaboración de calaveritas se usan moldes de barro a los que se les agrega azúcar fundido a más de 100 grados centígrados, el cual al enfriarse se cristaliza, mientras que los dulces que representan ataúdes se realizan con una pasta de azúcar.
“Reírse de la muerte es reírse de la vida”, afirma la historiadora mexicana Gloria Gil, “se le quita el sentido solemne y sin embargo es lo más importante, por eso se celebra y se ama”.
FUENTE
http://tracking.tfxiq.net/in.php?kwd=dulces+en+altar+de+muertos&ref1=63726f73737269646572&ref2=200173999900000000&ref3=4E0A842C4FB847F58E89DC6D2948B10FIE&capn=cr_ui_mx_kw_r_01_x&uid=4b53L%2BxrbG8PJlp0mNDGcagr7On%2BkU5f8Fa2%2FtpEKgwkH4vHNu8Wz%2FnGZov%2Bsy8dImOVZQSzTJfwzUgj58rE%2FA&tfsid=cdf239d5bb0d5b065a6f0b5d1d20cb86&teid=61787&tuid=4E0A842C4FB847F58E89DC6D2948B10FIE&uuid=e2031c471aa405d13d6e88ba0d98be2.