Bienaventurado Martir y glorioso defensor de la Iglesia Sr. S. Sebastian, que con una indecible mansedumbre oisteis pronunciar contra Vos la mas cruel sentencia de boca del impío Emperador, y con la misma sufristeis el tormento de ser amarrado a un tronco, y que tu santo cuerpo desnudo fuese cubierto de una espesa lluvia de saetas; alcanzadnos el dón de una cristiana mansedumbre, para que curados con esta celestial medicina de la fiebre maligna de la ira, aprendamos a sufrir sin quejarnos, y a llevar con gozo la cruz de los trabajos, y contradicciones desta vida; y por este merito, entremos algún día a poseer la verdadera tierra de los vivientes, que es la gloria. Amen.
-Segundo día-
“Novena del Glorioso Mártir San Sebastian”
(Abogado contra la peste)
Por el Doctor Don Francisco de Paula Cartaya y Barco
“EX VOTO” (1912)
ANGEL ZUMARRAGA
COLECCION: Museo Nacional de Arte INBA