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Atendiendo a la petición hecha en el post anterior, voy a seguir exponiendo en este post el funcionamiento de nuestro cerebro y cómo se va creando la personalidad y los estados emocionales que nos acompañan.
El cerebro está compuesto por unos cien mil millones de neuronas. Cada neurona tiene entre mil y diez mil sinapsis o puntos donde se conectan con otras neuronas. Las neuronas utilizan las conexiones para formar redes o circuitos neuronales entre ellas. Para que te hagas una idea, cada circuito neuronal representa un pensamiento, un recuerdo, una habilidad, un dato, etc.
Estos circuitos neuronales están interconectados y esta interconexión es lo que constituye ideas, recuerdos y emociones complejas.
Todos tenemos nuestra propia colección de experiencias y habilidades representada en los circuitos neuronales del cerebro y con estas nuestra propia estructura de como percibimos el mundo.
Estos cambios químicos, producen reacciones emocionales, distorsionan nuestras percepciones y condicionan nuestras respuestas ante la gente y ante los acontecimientos de nuestra vida.
Cuando se practica algo alguna vez y otra y otras más, las células nerviosas crean una conexión cada vez más fuerte entre ellas y se hace cada vez más fácil activar esa red, que poco a poco se irá consolidando, de modo que llegado un determinado momento es difícil de cambiar. Este proceso se llama aprendizaje y muchas veces al realizarse de manera subconsciente o automática acabamos adoptando un modelo de conducta y de estados emocionales no deseados.
La buena noticia es que también se da el caso opuesto, las células nerviosas que no se activan a la vez dejan de interconectarse. Cada vez que no “alimentamos” un proceso mental o físico, las células nerviosas que están conectadas entre sí empiezan a romper su comunicación.
En términos científicos lo que ocurre es la que las dendritas o prolongaciones del cuerpo celular que se conectan con otras células, se desenganchan y quedan libres para reengancharse con otras células nerviosas formando nuevas pautas en potencia.
Y esta es la base del éxito del coaching o de la PNL (Programación Neurolingüística) y es que si dedicamos un tiempo a conocernos, a ver nuestros automatismos, a observar que nos limita, que nos potencia, si nuestros pensamientos son positivos o negativos, a identificar nuestro estado emocional, podemos llegar a romper el hábito de ser nosotros mismos. Desaprender lo que somos y que no nos gusta e incorporar nuevos pensamientos, que generarán nuevos estados emocionales y que repetidos una y otra vez, por el mero hecho de repetirlo, el proceso de aprendizaje empieza a ser simple y a hacerse automático o subconsciente y al mismo tiempo estamos rompiendo la respuesta químicamente.
Y esto es lo que ofrece, en parte, el coaching y la PNL, resultados tangibles.
Pero esto no es tan simple como pensar que quiero cambiar. Necesitamos crear un observador de nosotros mismos para obtener una mayor perspectiva ya que como decía Albert Einstein: “No podemos resolver los problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos.”
Cuando una persona toma la decisión de reinventarse, tiene que tener en cuenta que hay un 40% que viene determinado genéticamente y un 60% que está libre para moldear.
La clave del éxito está en la constancia. Si haces de este proceso una prioridad en tu vida, tu realidad cambiará.
Vídeo de JOE DISPENZA (Bioquímico):
Lourdes Morales
Coach Co-Active CPCC
Desarrollo Personal, Profesional y de Equipos