El empresario Alejandro Martí, padre del menor Fernando, quien murió a manos de sus secuestradores cuando ya habían pagado el rescate, narró la angustia por el secuestro y la espera por su hijo que ya no regresó con vida.
En entrevista para Televisa, recordó que a las 8:15 de la mañana del 4 junio telefonearon a su hija Ximena para decirle que lo habían secuestrado, y "que me llamarían a mi teléfono a las 15:00 horas para darle más datos. Ahí empezó la tragedia".
Según las primeras investigaciones, lo levantaron de 8 a 12 personas vestidas como AFI. "No sabemos si eran policías o sólo estaban disfrazados, pero portaban armas de alto poder, tenían patrullas, torretas y conos para señalar el alto. Seguramente el chofer cayó en la trampa, se detuvo y les abrió.
"A raíz de ese momento estuvimos tratando de negociar, cada noche. En esos instantes debes mantener calma pese a los insultos, las declaraciones, las amenazas", comentó.
Hay que comprender que tu hijo es una mercancía de canje para ellos y es necesario aguantar, dejar el orgullo por el suelo, aguantar las amenazas, tener la mayor frialdad posible para negociar, refirió.
Martí comentó al periodista Joaquín López-Dóriga que el secuestro es el delito más cobarde que hay, cometido por cobardes que se envalentonan: los plagiarios son gente muy agresiva que trata de amenazarte.
"Al día siguiente matan a mi chofer, Jorge Palma, quien llevaba 14 años con la familia Martí; era como de la familia, sus hijos jugaban en las fiestas con mis hijos", indicó.
"A él lo asesinan de una forma brutal y es cuando decidimos acudir a la policía. Antes no lo habíamos hecho porque cuando nos dijeron que era personal de la AFI (Agencia Federal de Investigación) lo menos que quieres es ir con ellos.
"Desde el primer momento se llamó a los negociadores. Yo tenía una relación con esa empresa de seguridad porque se había encargado de estudiar y contratar a los escoltas, así como de tomar las medidas de seguridad de la empresa. Por eso en cuanto supe del secuestro les llamé para chambear en esto", agregó.
Primero presentaron su demanda de rescate, surge una primera exigencia, para lo cual hay que negociar, dijo, y comentó que "no puedes entregar lo que piden porque si no solicitan más, por tanto hay que armarte de paciencia para tener pronto a tu hijo de regreso".
Al paso de los días viene el momento de que se llega a un acuerdo sobre el dinero y sale un chofer a entregar el dinero, Aurelio Munguía, quien en un acto de valentía y amor a la familia aceptó ir, dijo.
"Dijeron que en dos horas lo dejarían en un centro comercial. Estuvimos hasta las 5 esperando, pensando ahí viene y no pasó nada. A cada momento esperamos que regresara, pasaron los días y teníamos esperanza de que pedirían un segundo pago o que lo soltaran.
"El momento nunca llegó, pero nunca me imaginé que ya había sido brutalmente asesinado. Lo oímos una vez y varias veces supimos que estaba vivo por pruebas de vida, preguntas que sólo él sabe y contesta. No tuvimos la menor duda de que al hacer el pago él estaba vivo", contó.
El empresario mencionó que "no sé qué complicaciones tuvieron entre ellos, si se robaron uno a otro, hasta que tomaron decisión".
"Grandotes, fuertes, con sus pistolas deciden enjuiciar a un chico de 14 años en traje de entrenamiento de su escuela, y matarlo. Son peor que animales, criminales, sicópatas", indicó.
Durante el periodo de espera de noticias sobre su hijo después de pagar el rescate, dijo que "los primeros 20 días yo me dormía en mi oficina que da al jardín con la puerta abierta, sentado en el sillón, porque me rehusaba a que Fernandito entrará y me viera en una cama".
"Mi mujer se dormía en la sala con la puerta abierta y mi hija en otro sillón; así pasamos muchas noches de desesperación. Cualquier ruido nos despertaba y te parabas con una sonrisa, diciendo ya lo tengo. Han sido las peores noches de nuestras vidas, la peor época de nuestra vida", relató.
Nace la fundación Fernando Martí
El empresario externó que la resignación de la familia llegó y de alguna forma la vida da señales, es necesario buscar sentido, que nos trazara a nosotros, sentido de lucha para mejorar al país.
Alejandro Martí comentó que en ocasiones como esta se saca fuerzas de la fe en Dios y de la mezcla de sensaciones, de la intención de no dejarse derrotar ni vencerse y, por el contrario, aprovechar el sacrificio de su hijo por el bien de México.
Por tal motivo dijo que la sociedad "ya no quiere más Fernandos en México, ni más Alejandros que sufran esto", por lo que llamó a las autoridades a que no se tomen medidas de reacción, sino medidas definitivas, y que la sociedad civil tenga la capacidad todos los días de checar su trabajo
El empresario consideró que el secuestro y asesinato de su hijo Fernando se ha convertido en una bandera de lucha que ha unido a la sociedad mexicana contra la delincuencia.
Aseguró que los niveles morales en México han decaído y que la muerte de su hijo de 14 años es una señal para trazar un futuro de lucha para mejorar a nuestro país.
Aseveró que en estos momentos Fernando Martí puede ser considerado "como un hijo de México", tal como lo han señalado diversos medios de comunicación, por el impacto que tuvo el hecho en la sociedad que lo "adoptó como una tragedia propia".
No nos iremos de México: Alejandro Martí
Martí indicó que algunas veces los grandes males nos traen grandes mensajes y aseguró que el impacto que tuvo este crimen sacudió a todos los niveles y poderes de gobierno, por lo que la esperanza de un cambio está latente.
Refirió que esto es lo único que lo impulsa para continuar en la búsqueda de un México más seguro, ya que en estos momentos el problema de la delincuencia ha llegado a un punto crítico en el que la sociedad civil y las autoridades se deben unir para combatirla.
"No podemos permitir que cobardes sigan actuando con impunidad que en este país es total y que invita y exhorta a la delincuencia"; si asumimos nuestra responsabilidad y capturamos a la gente que delinque, los encarcelamos con honestidad y valentía se acabará la impunidad, estableció.
De lo contrario, "este país se va a vaciar y sólo quedarían los malos y eso no se lo merece México", estableció, y recalcó que en estos momentos nuestro país se encuentra inmerso en su peor caos de seguridad y moral que hemos experimentado, añadió.
A veces grandes males da grandes mensajes, grandes soluciones. "Yo estoy seguro que al presidente, al jefe de gobierno capitalino, a los legisladores y jueces les ha sacudido esta noticia, y esa es la única esperanza por la que me quedo a luchar en México", finalizó.