HELLO KITTY

“A veces, las cosas más tiernas nacen de los momentos más duros.”

En los años 70, Japón no era un lugar fácil para una mujer que soñaba con crear arte. La mayoría esperaba que me conformara con un trabajo pequeño, silencioso, sin grandes aspiraciones. Pero yo quería más. Quería diseñar algo que trajera alegría en medio de un mundo que muchas veces se sentía gris. Trabajaba largas horas como ilustradora para Sanrio, mientras veía cómo mis compañeros hombres recibían más oportunidades que yo.

Un día me pidieron que diseñara un personaje para una línea de pequeños accesorios. Querían algo “tierno”… pero para mí, no era solo un dibujo. Era la oportunidad de poner en un personaje toda la inocencia, la esperanza y la dulzura que el mundo necesitaba. Así nació Hello Kitty: una gatita sin boca, porque quería que la gente imaginara sus propios sentimientos en ella. Al principio, nadie apostaba por el personaje. Algunos pensaban que era “demasiado simple” para triunfar.

Trabajé en silencio mientras veía cómo otros proyectos se llevaban toda la atención. Hubo momentos en los que sentí que Hello Kitty desaparecería antes de empezar. Pero poco a poco, algo mágico pasó: la gente se enamoró. No solo en Japón, sino en todo el mundo. Hello Kitty se convirtió en un símbolo de esperanza, ternura y conexión. No porque fue una estrategia perfecta… sino porque nació del corazón, no de un plan de marketing.

Hoy entiendo que a veces las creaciones más poderosas son las que nacen cuando más necesitamos creer en algo bueno. Y que el éxito verdadero nunca suena como un rugido… a veces suena como un susurro que se convierte en canción.

“Aunque el mundo te diga que eres pequeño o simple… si tocas el corazón de alguien, ya lograste algo gigante.”

- Yuko Shimizu